Espacio dedicado a las materias del Departamento de Filosofía impartidas en el IES Sáenz de Buruaga de Mérida (Badajoz)
sábado, 29 de mayo de 2021
2º de Bachillerato: La filosofía de Platón.
Platón nació en Atenas en el año 427 a. C.. Pertenece a una familia aristocrática ateniense. Su verdadero nombre era Aristocles, aunque se le conoce con el nombre de Platón debido a su amplia espalda.
Recibió la educación propia de un joven ateniense de clase social alta que le habilitaba para dedicarse a la vida política, propia de alguien de su condición. Su interés político marcará toda su obra, como se refleja en obras suyas como República o Las leyes, entre otras.
Admirado por su personalidad y su discurso, se convierte en discípulo de Sócrates.
Viajero incansable, se aventuró a conocer Italia y Egipto. También fue invitado a la corte de Dionisio I, en Siracusa, para poner en
marcha ciertas ideas políticas sobre el buen gobierno, tal y como expone en su Carta VII. Al parecer, las condiciones que le imponía la corte no
eran las mejores para emprender tales proyectos, ejerciendo Dionisio
como tirano de Siracusa. Irritado por la franqueza de Platón, le retuvo prisionero y lo hizo vender como esclavo en Egina,
entonces enemiga de Atenas, siendo rescatado finalmente por un
conciudadano que lo devolvió libre a Atenas. Sería el primero de los tres viajes que haría a Siracusa con resultados similares.
Entre el primer y el segundo viaje a Siracusa, Platón fundó la Academia en Atenas en el año 388 a. C. El nombre proviene de Akademos, héroe legendario de la mitología griega, enterrado cerca de un bosque a orillas del Keflsos, cerca de Atenas. Este era un centro formativo en el que se estudiaban todo tipo de ciencias, desde matemáticas (rezaba en el frontispicio de la Academia: "que nadie entre aquí que no sepa matemáticas"), hasta astronomía, física o filosofía. La Academia continuará ininterrumpidamente su actividad a lo largo de
los siglos, pasando por distintas fases ideológicas, hasta su cierre en el año 529.
Las ruinas de la Academia de Platón en Atenas.
2. La filosofía platónica.
2.1.La obra de Platón.
Las obras de Platón están escritas en forma de diálogo, quizás como homenaje a su maestro Sócrates quien, además, será el principal interlocutor en prácticamente todos ellos. Su obra se divide en varios periodos:
a) Diálogos de juventud: Son los denominados diálogos socráticos, debido a la influencia de su maestro Sócrates en el pensamiento de Platón. Algunos diálogos de esta época son: Apología de Sócrates y Protágoras.
b) Diálogos de transición: En estos diálogos se abordan temas tales como asuntos políticos, la inmortalidad del alma y un esbozo de la teoría de las Ideas. Destacan: Gorgias y Menón.
c) Diálogos de madurez: En estos diálogos se desarrolla el pensamiento de Platón en toda su dimensión, abordando temas como la Teoría de las Ideas, la inmortalidad del alma, el amor ideal y la ciudad perfecta. Los diálogos de esta época son: Fedón, Banquete, República y Fedro.
d) Diálogos de vejez: Se trata de un periodo de revisión de las teorías platónicas. Destacan: Parménides, Sofista, Político, Timeo y Las leyes.
2.2. El problema metafísico: La teoría de las Ideas.
Esta teoría caracteriza la filosofía platónica y aparece formulada en diálogos como La República, Fedro o Fedón. Platón distingue dos modos de realidad: la realidad inteligible y la realidad sensible. La primera realidad, la inteligible, es el "mundo" propiamente de las Ideas, el verdadero ser. Tiene las características de ser inmaterial, eterna, inmutable y accesible por medio de la razón. Mientras que la segunda, la sensible, se caracteriza por ser material e imperfecto y estar sometida al cambio y a la destrucción.
¿Cómo se relacionan ambas realidades? La segunda realidad, el mundo sensible, es una copia del mundo inteligible. Los objetos del mundo sensibles "participan" o "imitan" al mundo inteligible.
En el diálogo Timeo, Platón se ocupa de las Ideas entendiendo que el responsable de unir Ideas y materia es el Demiurgo, considerado el "artesano del mundo", ya que ordena el mundo sensible ateniéndose a los modelos de las Ideas.
Las Ideas representan las "esencias" de los objetos del conocimiento. Las Ideas son realidades que tienen una existencia lógica (en nuestra mente, por medio de conceptos) y una existencia ontológica (en el mundo inteligible, con independencia de ser pensados). Las características de las Ideas son las siguientes: Las Ideas son eternas, inmutables, únicas y causas y modelos de las cosas materiales. También son el fundamento de la ética y de la estética, que permite reconocer el valor, la justicia y la belleza.
Las Ideas, además, están jerarquizadas. En la cúspide se encuentra la Idea de Bien, que representa el máximo grado de realidad, siendo la causa de todo lo que existe. Es la meta de todo filósofo, ya que es la causa de la ciencia y la verdad. A continuación vendrían las Ideas de los objetos éticos y estéticos,
seguida de las Ideas de los objetos matemáticos y, finalmente, de las
Ideas de las cosas sensibles.
Inspirada en la teoría de las Ideas, Platón divide al ser humano en dos: el cuerpo (que pertenece al mundo sensible) y el alma (que procede del mundo de las Ideas y anhela regresar a él). La relación que se establece entre cuerpo y alma es "accidental", esto es, se trata de dos realidades que se encuentran unidas de manera provisional, de tal modo que lo más propiamente humano que hay en el hombre es su
alma, a la que le corresponde la función de dirigir la vida
humana, su principio vital. Por su parte, el cuerpo se convierte en "la cárcel" del alma, ya que arrastra al alma a los placeres sensibles e inmoderados.
Además de considerar al alma como principio vital del cuerpo, el alma presenta otras características que son originales de la filosofía platónica. El alma es inmortal, semejante a lo divino, inteligible y uniforme. La idea de que el alma transmigra es una influencia, seguramente, de los pitagóricos que, a su vez, la habían tomado del orfismo. El alma puede ser arrastrada por el cuerpo debido a la influencia de los deseos, así como como las cosas terrenales y sensuales; sin embargo, con la ayuda de la filosofía, el pensamiento racional, el alma puede purificarse.
En la República, Platón muestra la división tripartita del alma: el alma racional (inmortal, situada en el cerebro, guía de las otras dos partes del alma y cuyas virtudes son la sabiduría y la prudencia), el alma irascible (moral, situada en el pecho, fuente de pasiones nobles como el valor o la audacia, y cuya virtud es la fortaleza) y el alma concupiscible (mortal, situada en el vientre, fuente de pasiones bajas como el apetito sexual o el deseo inmoderado, y cuya virtud es la templanza para controlar las pasiones). El tipo de persona que cada uno es, depende, pues, del tipo de alma que se
posea; y el tipo de alma, depende de cuál de sus partes predomine.
Ahora bien, cuando el alma racional guía y controla a las otras dos partes, se produce la armonía en el individuo. Del mismo modo, sucede en el mito del carro alado que cuenta Platón en el diálogo titulado Fedro: El auriga conduce un carro tirado por dos caballos alados, uno de los cuales es blanco de casta noble, mientras que el otro es negro y todo lo contrario de raza y carácter. En la división del alma platónica, el auriga representa el intelecto, la razón (alma racional); el caballo blanco representa la valentía (alma irascible); y el caballo negro representa los apetitos y deseos (alma concupiscible). El auriga debe guiar al alma hacia la verdad, por tanto su labor es dirigir correctamente a los caballos. Cuando el carro/alma no es bien dirigido, el alma cae en el mundo de las
cosas materiales o sensible y se encarna en un cuerpo; pero si es controlado
correctamente, el alma vuelve al mundo de las Ideas.
2.4. El problema del conocimiento.
El análisis del conocimiento por parte de Platón no es sistemático, sino que se ocupa de ello en diferentes diálogos.
En Menón se encuentra la primera teoría del conocimiento platónica. Es la teoría de la reminiscencia (anámnesis). Según esta teoría, conocer es recordar. Siendo el alma inmortal, esta ha estado en el mundo de las Ideas y ha contemplado dichas Ideas, antes de transmigrar y reencarnarse en el cuerpo; sin embargo, las ha olvidado antes de reencarnarse al beber el agua del río Leteo (del latín Lethæus), que es uno de los ríos del Hades y a la vez la diosa y personificación del olvido. El contacto con los objetos sensibles le permite captar las cosas imperfectas. En ese momento, el alma recuerda las Ideas que había olvidado, ya que los objetos del mundo sensibles "participan" o "imitan" al mundo inteligible gracias a la figura del "artesano del mundo" (el Demiurgo), que armoniza el universo. Así, por ejemplo, cuando apreciamos objetos iguales entre sí, el alma recuerda la Idea de igualdad.
En la República, en cambio, Platón presenta otra teoría del conocimiento más madura y elaborada: la dialéctica. En ella se establece una correspondencia estricta entre los distintos
niveles y grados de realidad y los distintos niveles de conocimiento. Platón distingue dos modos de conocimiento: la doxa
(o conocimiento sensible) y la episteme (o conocimiento inteligible).
A cada uno de ellos le corresponderá un tipo de realidad, la sensible y
la inteligible, respectivamente. La doxa se divide en eikasía (imaginación) y pistis (creencia); mientras que la episteme se divide en dianoia (razón discursiva del matemático) y nóesis (inteligencia). El verdadero conocimiento viene
representado por la episteme, dado que es el único conocimiento que
versa sobre el ser y, por lo tanto, que es infalible. Efectivamente, el
conocimiento verdadero lo ha de ser de lo universal, de la esencia, de
aquello que no está sometido a la fluctuación de la realidad sensible. En definitiva, ha de ser, por lo tanto, conocimiento de las Ideas.
Esta teoría del conocimiento viene descrita en el libro VII de República. En concreto, dicha descripción se le conoce con el nombre de la alegoría de la caverna, que describe la situación en la que se encuentra el ser humano respecto del conocimiento.
En el diálogo El Banquete se narra el mito de andrógino. El amor no sería otra cosa que la incesante búsqueda del ser humano de
su totalidad primigenia, en un anhelo constante por regresar a la
perdida armonía originaria de su ser. Solo así podría alcanzar la felicidad y la perfección el género humano:
2.5. El problema ético.
No hay un diálogo específico de Platón que se ocupe de este asunto, pero sí hay muchos que comienzan por la interrogación de la virtud o de las virtudes en general. Virtud (areté) tiene una significación en su origen muy cercana a conceptos como excelencia, habilidad o eficacia. Lo virtuoso, por tanto, es todo aquello que cumple con su función de forma eficaz.
En el libro IV de República, Platón señala las virtudes principales: la sabiduría, que corresponde al alma racional; el coraje o
fortaleza de ánimo, que corresponde al alma irascible; y la templanza, que corresponde al alma concupiscible. Como hemos visto,
establece una correspondencia entre cada una de las virtudes y las
distintas partes del alma y las clases sociales de la ciudad ideal. La parte más elevada del alma, la parte racional, posee como virtud
propia la sabiduría; pero la justicia, la virtud general que consiste en
que cada parte del alma cumpla su propia la función, estableciendo la
correspondiente armonía en el hombre, impone los límites o la proporción
en que cada una de las virtudes, ha de desarrollarse también en el hombre. Así pues, el
hecho de que Platón tenga una concepción absoluta del Bien hace que la
función de la parte racional del alma siga siendo fundamental en la
organización de la vida práctica del hombre, de su vida moral.
2.6. El problema político.
Para Platón, el ser humano es un ser social y, por tanto, el Estado es una "institución natural". En efecto, el ser humano no es autosuficiente, ni en cuanto a la producción de bienes materiales necesarios para su
supervivencia, ni en cuanto a los aspectos morales y espirituales que
hacen de la vida del ser humano algo propiamente humano. Así pues, el Estado es un reflejo del humano mismo, de tal modo que su finalidad, igual que el individuo concreto, es la felicidad. Para que eso sea así, es necesaria una armonía social (del mismo modo que debería suceder con las tres partes del alma en el individuo) para que exista un Estado justo. ¿De qué manera se concretaría esta idea? Simplemente, cada grupo social ejecuta la labor que le corresponde en base al alma que predomina en cada individuo.
Será en textos como República, y revisados posteriormente en Político y en Las leyes, en donde se desarrollen principalmente estas tesis platónicas acerca de la política.
¿Qué características debería tener una sociedad ideal? Partiendo de la base de que los seres humanos tienen diferentes capacidades y habilidades, siendo
preferible que cada uno desarrolle las que posee por naturaleza, en una sociedad deben existir todo tipo de trabajadores.
Platón establece tres niveles jerárquicos de organización de la polis (y no clases sociales, ya que no se establecen en base a un factor económico), que no viene determinada por el origen familiar (como ocurre en la sociedad ateniense de la época), sino que estará determinada por las aptitudes naturales de cada individuo a partir de un proceso educativo a lo largo de su vida. Los tres niveles sociales son:
a) Los filósofos gobernantes: En ellos predomina la parte racional del alma, además tienen el conocimiento de las Ideas, su virtud es la sabiduría y buscan implantar la verdadera justicia en la polis. El buen gobernante es aquel que piensa con claridad, es capaz de dirigir un ejército y negocia acuerdos.
b) Los guardianes: En ellos predomina la parte irascible, su virtud es el valor y su función es defender la ciudad. Los gobernantes son escogidos entre los mejores guardianes, los cuales no poseen propiedades (para evitar la corrupción y el ansia de riquezas) y entre ellos pueden incluirse mujeres.
c) Los productores (artesanos, agricultores y comerciantes): En ellos predomina el alma concupiscible, se encargan de satisfacer las necesidades básicas de los ciudadanos, su virtud es la templanza (es decir, el disfrute con moderación de los bienes materiales) y será la única clase que tenga derecho a la propiedad privada y a la familia.
Así pues, la importancia que cobra el sistema educativo es primordial, ya que es a partir de dicho proceso educativo cómo se seleccionen a los individuos en cada grupo social en base a su tipo de alma. Así pues, la ciudad ideal será dirigida por aquellos que han mostrado una mejor aptitud hacia el conocimiento, en concreto, el filósofo-rey, ya sea uno solo o en compañía de varios durante un periodo corto de tiempo.
Finalmente, Platón realiza un análisis de las formas de gobierno, que irá graduando desde la mejor hasta la peor forma de gobierno:
En primer lugar sitúa la aristocracia, es decir, el gobierno de los
mejores (aristos), que vendría representado por el gobierno del
filósofo-rey de la República ideal; en ella, los mejores son los que
conocen las Ideas, los filósofos, y su gobierno estaría dominado por la
sabiduría.
La segunda mejor forma de gobierno la representaría la timocracia (timé=honor), el
gobierno de la clase los guardianes, que no estaría ya dirigida por la
sabiduría, sino por la virtud propia de la parte irascible del alma, que
es la propia de dicha clase. Se trataría de un gobierno de la clase militar, que busca honores, afán de notoriedad y un desdén por las ciencias.
La
oligarquía (oligos=pocos), el gobierno de los ricos, y cuyo único deseo se cifra en la
acumulación de riquezas.
La democracia (demos=pueblo), cuyo
lema sería la libertad e igualdad entre todos los individuos y cuyo resultado, según Platón, es la pérdida total del sentido de los valores y de la estabilidad social. Es el gobierno del pueblo.
Por último, en el lugar más bajo de la escala, se encuentra la
tiranía, que representaría el gobierno del despotismo y de la
ignorancia, dominado el tirano por las pasiones de la parte más baja del
alma, dando lugar al dominio de la crueldad y de la brutalidad, que puede desembocar en la esclavitud.
Quizás el sistema menos malo sea una mezcla entre el Gobierno de los mejores, un poco al estilo de Platón, y la democracia. Y generalmente, como norma, quizás con alguna excepción, que los gobernantes sepan de lo que gobiernan, por ejemplo, un médico como ministro de Sanidad, un miembro de la judicatura como ministro de Justicia...
Quizás el sistema menos malo sea una mezcla entre el Gobierno de los mejores, un poco al estilo de Platón, y la democracia. Y generalmente, como norma, quizás con alguna excepción, que los gobernantes sepan de lo que gobiernan, por ejemplo, un médico como ministro de Sanidad, un miembro de la judicatura como ministro de Justicia...
ResponderEliminarMuchas gracias por la informacion acerca de Platón. saliudos
ResponderEliminarMuchas gracias a usted. Un saludo.
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