3. Tomás de Aquino. El problema metafísico.
Tomás de Aquino (1224-1274) pertenece al segundo periodo de la Filosofía medieval denominado la Escolástica (scholasticus= erudito, escolar). La Escolástica es un movimiento filosófico y teológico que intentó utilizar la razón natural (filosofía y ciencia de Aristóteles) para comprender el contenido sobrenatural de la revelación cristiana. Tomás de Aquino es el mayor teólogo cristiano. Su obra más destacada se titula Suma de teología.
El objetivo de su filosofía es armonizar fe y razón, dado que ambas proceden de Dios y, por tanto, no puede haber contradicción entre ellas. Ambas son herramientas válidas para comprender la realidad creada por Dios: La fe, desde la interpretación de los textos sagrados; y la razón, desde la interpretación de la naturaleza. No hay contracción entre ellas porque ambas son expresiones de Dios. Si existiera alguna contradicción, el problema proviene del intérprete, que no ha sabido interpretar ambas herramientas. ¿A qué debemos acudir entonces? En último término se debe acudir a los textos sagrados.
La fe demuestra, evidentemente, verdades teológicas (por ejemplo, la trinidad de Dios, la creación desde la nada, etc.); mientras que la razón, además de poder acceder a verdades matemáticas, físicas o astrológicas, entre otros, también demuestra algunas verdades teológicas, pero más básicas. Estas verdades teológicas a las que se puede acceder, tanto por la vía de la razón, como por la vía de la fe, se denominan Preámbulos de la fe (por ejemplo, la existencia de Dios).
3.1. La creación.
El cristianismo se caracteriza por la existencia de un Dios que es creador del mundo desde la nada (ex nihilo). La creación es un acto libre de Dios causado por su perfección divina. Dios crea seres finitos. Frente a Dios, que es uno e idéntico a sí mismo, los seres creados son compuestos y en ellos se puede diferenciar, según Tomás de Aquino, su esencia y su existencia.
3.2. El problema de la esencia y la existencia.
La esencia señala lo que cada ser es, su definición (por ejemplo, el ser humano es un animal racional); mientras que su existencia consiste en el hecho actual de existir. Esta existencia viene dada a los seres por una causa externa, esto es, Dios. Por tanto, la existencia puede darse o no darse (por ejemplo, individuo concreto puede existir o no existir). Son seres, por tanto, contingentes. Sin embargo, la esencia no implica la existencia. Piénsese, por ejemplo, en los seres denominados "burros voladores". Se podría determinar su esencia, lo que son; sin embargo, evidentemente, no tienen existencia. Así pues, se puede decir que las esencias tienen la potencia de existir, pero su existir depende de Dios.
Apoteosis de Santo Tomás de Aquino del Museo de Bellas Artes de Sevilla.
¿Qué es lo que da plena realidad a los seres? Su existencia, afirma Tomás de Aquino. Y, finalmente, ¿qué ocurre con Dios? En Dios, su esencia y su existencia coinciden. Dios existe "por sí mismo" ("es" su existencia) y los demás seres existen porque participan de la existencia de Dios ("tienen" temporalmente existencia).
Tarea 1: Repaso de la Filosofía medieval:
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