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martes, 6 de agosto de 2024

Diez lecturas recomendadas para iniciarse en la Filosofía

1. Warburton, N. (2013). Una pequeña historia de la Filosofía. Editorial: Galaxia Gutenberg. 

Dificultad: Baja. 


Breve texto que resumen, de manera clara y no sin rigor, la historia de la Filosofía occidental, abordando los grandes problemas de los que se ocupan los filósofos y las filósofas más destacadas, además de abordar algunas de sus anécdotas y curiosidades de sus vidas, que hacen muy ameno este texto que es muy útil para iniciarse en la Filosofía. 

 

 

 

2. Negrete, J. A.- Bermúdez, V. (2023). Diálogos en la caverna. Editorial Manuscritos.

Dificultad: Baja. 

Diálogos en la caverna es una joya que nos han regalado los profesores Juan Antonio Negrete y Víctor Bermúdez a raíz del programa de radio que ambos dirigieron en Radio Nacional de España en su intento por divulgar la Filosofía. En este libro se encuentran, además de bellas ilustraciones que acompañan al texto, breves diálogos en los que se abordan las grandes cuestiones filosóficas: el sentido de la vida, la realidad, el tiempo, la muerte, la conciencia, la identidad personal, la libertad, el conocimiento, la ciencia, la ética, la felicidad, el trabajo, el amor, la política o el arte, además de buena parte de los asuntos sobre los que con más fruición se debate hoy: la libertad de expresión, la diversidad cultural, las redes sociales, el feminismo, la ecología, el nacionalismo, los derechos de los animales, la forma en que tratamos a los niños, las nuevas formas de identidad sexual…


3. Droit, Roger-Pol. (2005). La filosofía explicada a mi hija. Editorial Planeta. 

Dificultad: Baja. 

Una verdadera joya de libro. Su lectura es amena y los contenidos presentados son fáciles de entender. En forma de diálogo entre el pensador y su hija, el libro presenta aspectos introductorios del pensamiento filosófico. El primer capítulo se ocupa de delimitar toda posible definición acerca de la pregunta qué es la filosofía, destacando la importancia de no quedarnos exclusivamente con el término "filosofía", sino que "tenemos que hacer filosofía", esto es, el análisis de la búsqueda de la verdad en el terreno de las ideas con la intención de vivir mejor. Es interesante también el análisis de la etimología griega de algunos conceptos fundamentales como sophos (en cuanto persona que, además de instruido, es capaz de tomar las mejores decisiones) o como philosophia (en donde philo significa "amar", de amistad, ser el amigo de, desear; y, por tanto, el philosophos es aquel que anhela convertirse en sophos). En el segundo capítulo se ahonda en el concepto de sabio recorriendo diferentes etapas de la Historia de la Filosofía. El tercer capítulo realiza un análisis de la herramienta de la que precisa la filosofía: el lenguaje y las palabras. Y, finalmente, el último capítulo desgrana las diferentes ramas del saber filosófico.

 

4. Infante, Eduardo. (2019). Filosofía en la calle. Editorial Ariel. 

Dificultad: Baja. 

Eduardo Infante es profesor de Filosofía en Bachillerato y este libro es una invitación a la reflexión filosófica, tanto a sus alumnos como a sus lectores interesados por la filosofía. Cada capítulo aborda una cuestión filosófica actual y el autor trata de darle respuesta a partir de las reflexiones aportadas por los grandes filósofos a lo largo de la historia. Además, invita al lector a plasmar sus reflexiones en redes sociales como twitter para que la discusión pueda continuar de manera virtual. Un libro muy ameno e interesante para iniciarse en la Filosofía. 

 

 

5. Rosende, Daniel. (2019). Filosofía para bípedos sin plumas. Ediciones Martínez Roca. 

Dificultad: Baja. 

El creador del canal de youtube tan afamado Unboxing Philosophy es el autor de esta maravilla de libro. Con mucho humor y de una forma muy amena, el libro nos presenta qué es la filosofía y realiza un recorrido a lo largo de su historia. Muy interesante para tener una visión general de la Historia de la Filosofía. Para ello son muy útiles las ilustraciones que acompañan los textos. Muy buen complemento a los videos de youtube. 

 

 

 

6. Sánchez Alcón, Chema. (2001). El radiofonista pirado. Editorial Anaya. 

Dificultad: Baja. 

Una historia que engancha desde el principio: un joven que trabaja en la radio y decide realizar un programa de filosofía. Cansado de emitir noticias todos los días, decide dar rienda suelta a su gusto por la reflexión filosófica y realiza un programa de madrugada en el que se planeta todo tipo de cuestiones filosóficas acompañadas de los grandes filósofos de la historia. La importancia que tiene este programa de radio es que sus oyentes pueden llamar y compartir sus reflexiones con el radiofonista pirado. Muy instructivo y fácil de leer. 

 

 

7. Warburton, Nigel (2021). Filosofía básica. Cátedra. 

 Dificultad: Media. 

El filósofo y profesor de la Open University (Reino Unido) Nigel Warburton escribe este breve libro que introduce de manera sencilla a la práctica filosófica. El título es toda una declaración de intenciones y, en efecto, en sus poco más de doscientas páginas se desgrana los aspectos clave que toda persona que se quiera introducir en la Filosofía debe conocer. Comienza elaborando una breve introducción a la Filosofía, sus críticas, su vigencia, etc; y, a continuación aborda cuestiones claves: Dios, el bien y el mal, los animales, la política, apariencia y realidad, la ciencia, la mente y el arte. Todo ello, acompañado de una rica bibliografía que invita seguir investigando en estos asuntos. 

 

8. Bochénski, Józef Maria (2006). Introducción al pensamiento filosófico. Herder. 

Dificultad: Media. 

Libro compuesto de doce conferencias pronunciadas por el fraile dominico y pensador polaco Bochénski en la Radio de Baviera durante los meses de mayo, junio y julio de 1958. Para Bocheński, la filosofía no puede ser identificada con ninguna ciencia particular, sino que se trata de un saber universal. ¿Qué quiere decir esto? Que su objeto de estudio no está limitado a un campo acotado, a un área concreto; sino que, la filosofía es un saber radical, esto es, no se cierra en ningún campo concreto del saber y, además, emplea todos los métodos que le sean accesibles para acceder a ellos. Estos dos aspectos diferencian a la filosofía y la ciencia. El filósofo, con respecto al método, no tiene la obligación de ceñirse al método empírico, el conocimiento basado en los sentidos, como sí le suceden al resto de saberes científicos. La filosofía puede valerse también de la intuición, por ejemplo, entre otros aspectos. Además, la filosofía, a diferencia de las ciencias, analiza los fundamentos de todo lo existente. En efecto, es el saber de los fundamentos, esto es, va a la raíz de todo. Allí donde otras ciencias se dan por satisfechas, la filosofía sigue preguntando y cuestionando el por qué de todo. 

 

9. García Morente, Manuel. (2010). Lecciones preliminares de Filosofía. Editorial Porrúa. 

Dificultad: Media-alta. 

Un verdadero tesoro. Se trata de las lecciones impartidas por García   Morente en la Universidad de Tucumán (Argentina) en 1937. Estas lecciones fueron tomadas taquigráficamente y revisadas por el autor. El hecho de ser tomadas de viva voz permite que su lectura sea ágil, sin perder la rigurosidad que exige unas lecciones como estas. García Morente es un filósofo que, además de haber meditado con anterioridad sobre los temas que aborda en estas lecciones, reflexiona sobre ellos justamente en el momento en el que las imparte. Comienza señalando que solo podemos acceder a la filosofía de un modo: teniendo de ella una "vivencia". La filosofía necesita ser vivida. No se trata simplemente de leer libros sobre Filosofía, sino que necesitamos experimentarla y, por tanto, necesitamos entrar en ella. El autor realiza un recorrido a lo largo de la historia de la Filosofía presentando los conceptos y sistemas filosóficos más importantes, además de presentar sus ramas y métodos.


10. Volkmann-Schluck, Karl-Heinz. (1967). Introducción al pensamiento filosófico. Editorial Gredos. 

Dificultad: Alta. 

Este texto es más propio de un estudiante universitario que tenga un cierto bagaje en los textos esenciales de pensadores como Platón, Aristóteles, Descartes, Kant, Nietzsche o Heidegger; sin embargo, resulta esclarecedor con respecto al saber mismo que es la filosofía. Para Volkmann-Schluck, todo intento por determinar qué es el filosofía debe realizarse desde ella misma. Efectivamente, aunque inicialmente pudiéramos considerar que el acceso a la filosofía como un camino que debemos recorrer, cuyo punto de inicio está fuera de ella misma; sin embargo, cualquier mínimo intento por determinar qué es, nos instala directamente en ella y debemos dejar que la propia filosofía nos diga lo que ella es.

viernes, 10 de junio de 2022

Reseña del libro: Antonio Sánchez: Derrotero.

Derrotero (Editorial Sigilo), la ópera prima como escritor de Antonio Sánchez (Extremadura, 1981) derrocha virtuosismo, tanto en la trama como en el mensaje que lanza al mundo. La trama nos traslada a la provincia de Sucumbíos, en plena Amazonía, recorriendo selva virgen, surcando el Napo y el Amazonas hasta llegar al Perú, en concreto a la metrópoli de Iquitos. Cuatro activistas medioambientales se enrolan en múltiples aventuras y deciden que la lucha pacífica ante las grandes petroleras como Texaco, que en su actividad extractiva han esquilmado y contaminado los terrenos en los que operaban, se ha terminado. Durante mucho tiempo, las petroleras han ocultado el atentado ecológico que han cometido y, como consecuencia de ello, han esparcido el cáncer por los recovecos de Sucumbíos y sus gentes. Las grandes sumas de dinero de indemnización impuestas por las autoridades de Ecuador, que nunca han llegado a pagarse, son un motivo más para pasar a la acción directa. Y así se desarrolla la trama. 

En primer persona - y machete en mano-, el protagonista de la novela narra su activismo ecológico recorriendo selva y ríos para destruir los mecheros petroleros -instalaciones en las que se quema el gas natural-. Como si de un líder de un pelotón ciclista se tratara, el protagonista organiza y ejecuta, junto a sus comprometidos compañeros, la acción directa de forma incansable y eficiente. 

Aunque no es una crónica, esta novela se aproxima a ella. La novela refleja, de forma vivencial, los viajes del autor por Iberoamérica y su trabajo con la Unión de afectados por las operaciones petroleras de Texaco. Dicha lucha contra la explotación extractiva el autor la ha trasladado también a países como Bolivia. En definitiva, esta novela es una magnífica excusa para conocer de primera mano el grave daño ecológico provocado por las petroleras en la Amazonía por medio de una aventura que invitará al lector a buscar localidades, ríos y, sobre todo, reflexionar sobre este grave problema socioambiental.

lunes, 5 de julio de 2021

Guillaume Martin: Sócrates en bicicleta

Julio es sinónimo de calor, verano, vacaciones y, personalmente, de lectura y del Tour. Mis lecturas durante el periodo estival suelen girar, fundamentalmente, en torno a las ciencias y la filosofía, además de desayunar las crónicas del Tour de Francia que hace Carlos Arribas en El País. Sin embargo, ha caído en mis manos un libro que conjuga ciclismo (mi deporte favorito) y la filosofía (mi pasión y mi trabajo, y viceversa): Sócrates en bicicleta del ciclista profesional francés Guillaume Martin

Hace ya bastantes Tours que escuché aquello del ciclista-filósofo y sentía curiosidad por leer Socrate à vélo. Le Tour de France des philosophes, pero mi desconocimiento del idioma hizo que me olvidara de aquella empresa; sin embargo, la editorial Libros de Ruta ha editado durante el mes de abril de 2021 un traducción castellana del libro. 

El libro es una maravilla para adeptos, como yo, al ciclismo. La empresa para el autor fue bastante compleja: escribir un libro sobre ciclistas con una dimensión filosófica. Sin embargo, el resultado es bastante sugerente. Martin deja muy claro a lo largo de las 171 páginas que contiene el libro que su intención es reunir dos públicos, aparentemente, distantes (el filósofo-intelectual-literario y el deportista), tratando de desmantelar los clichés de cada uno de ellos: los soñadores que viven en su torre de marfil intelectual y los deportistas de élite ignorantes de todo saber. 

La conexión ciclismo y filosofía es total a lo largo del libro, hasta el punto que el libro comienza con la presentación del equipo nacional de Grecia que competirá en el próximo Tour de Francia. Los equipos nacionales sustituyen a los equipos de marca. El objetivo: hacer que el Tour tenga una mayor transcendencia internacional. ¿Quiénes componen la potente selección griega? Sócrates, líder del equipo y vencedor de la Ronda de los Cárpatos y del Tour del Peloponeso; Platón, un gregario de lujo que aspira a liderar la clasificación del mejor joven; y Aristóteles, que destacó en el reciente Tour de Macedonia. La expectación creada por esta formación llega a todos los medios de comunicación: ¿la subordinación del cuerpo al espíritu hará que ganen el Tour de Francia? Todos los medios están asombrados y, a la vez, escépticos. El equipo alemán, con malos resultados en el inicio de la temporada, ha dado un giro a su preparación de cara al Tour. Albert Einstein, manager alemán, ha decidido hacer una selección que combine ciclistas profesionales y ciclósofos como Marx.

En la primera parte del libro se desgrana la preparación, tanto a nivel personal del propio Martin, como de las distintas selecciones nacionales, de cara al Grand Départ en Düsseldorf. Todas las selecciones afinan su puesta a punto: dietas, entrenamientos, rodillo, dudas, malos resultados en las carreras previas al Tour, concentraciones en altitud...; sin embargo, uno de ellos va por libre: Nietzsche. Aficionado a sus largos paseos por los montes de Niza o Sils-Maria (Suiza), está acostumbrado a la altitud. Para él, subir a los picos más altos del Tour es un juego de niños. Además, su filosofía es un canto ante la resignación, por ello el ciclismo, como deporte de resistencia, se ajusta perfectamente a sus características. 


La segunda parte del libro es una crónica del Tour de Francia de los filósofos. Desde la contrarreloj de Düsseldorf hasta la ansiada llegada en los Campos Elíseos. Durante estas tres semanas se suceden todo tipo de anécdotas ligadas, de manera muy sugerente, con la filosofía de cada ciclósofo. Es una delicia poder estar dentro del bus de cada equipo escuchando la táctica del manager para ese día, conocer las condiciones del viento y saber que puede haber un "abanico", seguir de primera mano la lucha por el maillot amarillo del líder del Tour, la victoria de Sócrates en la Planches de Belles Filles después de un magnífico trabajo de todo su equipo, la caída de Pascal a 400 metros de meta cuando iba a alcanzar la gloria, el kairos (equilibrio) de Aristóteles para manejar las etapas, el ataque y la posterior caída de Nietzsche en el Port de Balés y la victoria final en París del holandés Spinoza. 

Si el Tour de Francia destaca por ser una carrera imprevisible, con continuos cambios de guion y "batallas" inolvidables, este libro también lo es, desdibujando cualquier frontera que estuviera establecida entre la filosofía y el ciclismo, entre lo intelectual y el deporte, cuestionando las ideas preestablecidas, mostrando el día a día de un deportista de élite y su relación la escritura y, en concreto, con la filosofía.

lunes, 21 de junio de 2021

Byung-Chul Han: La sociedad paliativa.

Generalmente estoy de acuerdo con las tesis del filósofo surcoreano Byung-Chul Han y, una vez más, también lo estoy con los argumentos presentado en su último ensayo: La sociedad paliativa (Herder, 2021). 

 

Para el profesor Han, hoy en día, impera la "algofobia" o fobia al dolor. En efecto, esa es su tesis principal, que presenta varias implicaciones, las cuales se van desarrollando en este breve (pero muy interesante) ensayo. 

El diagnóstico social de Han no sitúa en un contexto histórico que se caracteriza (entre otros aspectos) por una anestesia permanente como fármaco ante toda presencia de dolor. Se trata de huir el dolor a toda costa. Evidentemente, este hecho también se presenta otras acciones humanas como el amor, la política, la psicología, entre otros. Vivimos en una sociedad de la positividad que trata de librarse de toda forma de negatividad (pág. 12). Han entrelaza su tesis principal con tesis ya aparecidas en otros ensayos como La sociedad del cansancio o Psicopolítica. En efecto, la psicología cambia de paradigma: la psicología negativa como "psicología del sufrimiento" se convierte en psicología positiva, que se ocupa del bienestar, de la felicidad y del optimismo. Dicha psicología positiva se somete, por supuesto, a la lógica del rendimiento: Se entrena la resiliencia para constituir al ser humano capaz de rendir, insensible al dolor y continuamente feliz (pág. 13). El dolor es interpretado como un síntoma de debilidad y, por tanto, es algo a ocultar. Todo se alisa y pule hasta que resulte agradable (pág. 14). Todo ello debe poder ser compartido y mostrado en las redes sociales, eliminando todo signo de dolor y sufrimiento. 


La felicidad permanente debe proporcionar una ininterrumpida capacidad de rendimiento. La automotivación y la autooptimización para alcanzar la felicidad son las herramientas del régimen neoliberal para ser eficaz sin apenas esfuerzo. El sometido cree ser libre; sin embargo, se explota voluntariamente creyendo que se está realizando. El imperativo de ser feliz genera una presión que es más devastadora que el imperativo de ser obediente (pág. 23). 

En efecto, para Han, este dispositivo neoliberal de felicidad distrae, haciendo que cada uno se ocupe solo de sí mismo, sin cuestionarse críticamente el verdadero problema: las injusticias sociales. El sufrimiento se privatiza y, en vez de mejorar la situación social, los entrenadores motivacionales se encargan de mejorar los estados de ánimo. 

 

La promesa de un estatus de bienestar permanente se crea a base de medicamentos, los medios sociales o, incluso, los videojuegos. Todos ellos actúan como analgésicos, los cuales ocultan las situaciones sociales, verdaderos causantes del dolor.  La digitalización es una anestesia (pág. 52). La permanente anestesia social impide el conocimiento y la reflexión (pág. 25). 

La búsqueda incansable de la felicidad y la situación actual de pandemia mundial aísla a los individuos y los hace más insolidarios. Nos refugiamos en nosotros mismos hasta tal punto que, cuando no se alcanza la felicidad, no se culpa a los desajustes sociales, sino que nos responsabilizamos a nosotros mismos. Se absolutiza la supervivencia (pág. 29), se emplean todas las energías en prolongar la vida. El nuevo campo de concentración es nuestra propia casa y su campo de trabajo: el teletrabajo. Si no se alcanzan nuestras metas se llega a la depresión. 

 


Todo está medido y calculado en la política neoliberal. El otro se convierte en un potencial portador del virus, por tanto en un enemigo, ya que puede causarme dolor. El otro, por tanto, debe ser apartado. Nos volvemos insensibles ante el dolor del otro. El otro es cosificado y reducido a objeto. Así, por tanto, el otro como objeto no duele (pág. 79).

Al igual que Nietzsche, Han admite que el dolor y el sufrimiento son precisamente los elementos que afirman la vida. El dolor es vida. Sin dolor no es posible aquel conocimiento que rompe radicalmente lo que había hasta ahora (pág. 62). Toda experiencia requiere de un sufrir. El cambio requiere de un sufrir. Solo así se alcanza un auténtico conocimiento. En definitiva, una vida indolora en una felicidad permanente habrá dejado de ser una vida humana (pág. 90).

sábado, 19 de junio de 2021

1º de Bachillerato: El panóptico de Bentham.

El filósofo surcoreano Byung-Chul Han en su ensayo titulado Psicopolítica (Herder, 2014) hace referencia a los panópticos disciplinarios como los de Benthan, los cuales ya se han superado; sin embargo, un nuevo tipo de panóptico se abre paso: los panópticos digitales. 


Un buen ejemplo actual de panóptico, en el que los que vigilan y explotan lo social lo hacen de forma despiadada (pág. 21). Frente a los reclusos del panóptico de Benthan que eran aislados con fines disciplinarios, los residentes del panóptico digital se comunican intensamente y se desnudan de su propia voluntad (pág. 21). Son parte de ese panóptico, del cual se creen libres, ya que lo hacen por propia voluntad; sin embargo, se hace entrega de una multitud de datos al Big Brother. La ausencia de barreras facilita la apertura al otro. La vigilancia tiene lugar sin vigilancia (pág. 23). Los datos entregados configuran el Big Data que es, precisamente, el instrumento psicopolítico que posibilita adquirir un conocimiento de la sociedad que permite intervenir en la psique y condicionarla a nivel prerreflexivo (pág. 25). Los comportamientos humanos se hacen previsibles y controlables. Los smartphone se convierten en objetos de devoción en la nueva religión, en la que el "me gusta" es el amén digital (pág. 26). El sujeto no es consciente de dicho sometimiento; al contrario, se presume libre. Todo los facilidades para el sujeto: se anima a comunicar y a consumir. Facilidades para aportar datos. Este poder es muy amable que el poder represivo, ya que no niega o somete la libertad; al contrario, la explota. Así es, el Big Data hace legibles aquellos deseos de los que no somos conscientes de forma expresa. (...) Llegamos a desarrollar inclinaciones que escapan a nuestra conciencia. A menudo ni siquiera sabemos por qué de repente sentimos una necesidad específica (pág. 96). Por ejemplo, la empresa de datos Acxiom comercia con datos personales de aproximadamente 300 millones de estadounidenses. Los datos se agrupan en categorías en función de su valor económico. El Big Data da lugar a una sociedad de clases digital (pág. 99). 

 

 

En clase de Filosofía hemos realizado algunos trabajos sobre el panóptico de Benthan y, al final del mismo, algunos aspectos actuales en los que ha derivado dicho panóptico.

Os muestro el excelente trabajo sobre el panóptico de Daniela (1º Bachillerato H):

 

¿Existe el panóptico en ciudades como Mérida? Raquel (1º Bachillerato H) nos muestra en el siguiente video que así es

viernes, 2 de abril de 2021

1º y 2º de Bachillerato: Según Kant, ¿hay derecho a mentir?

En su opúsculo titulado Sobre un presunto derecho de mentir por filantropía, el pensador prusiano Immanuel Kant señalaba de manera rotunda y clara que no existe ese presunto derecho a mentir. Ni siquiera por motivos humanitarios y, en concreto, para salvar la vida de un buen amigo.  Se puede decir que estamos ante el ejemplo paradigmático del rigorismo kantiano. Vamos a desarrollar este asunto un poco más. 

 

El texto mencionado es la reacción de Kant al escrito del político y escritor francés Benjamin Constant en 1797 que rezaba lo siguiente: 

El principio moral, por ejemplo, de que decir la verdad es un deber, si se tomase de manera absoluta y aislada, haría imposible toda sociedad. Tenemos la prueba de ello en las consecuencias muy directas que de ese principio ha sacado un filósofo alemán, que llega hasta a pretender que, ante asesinos que os preguntasen si vuestro amigo a quien persiguen se ha refugiado en vuestra casa, la mentira sería un delito. 

Es curioso que en el texto no se cita a Kant, ni existe una cita de Kant con ese ejemplo; sin embargo, Kant se dio por aludido y se dispuso a desarrollar más en profundidad sus tesis de la Fundamentación de la metafísica de las costumbres del año 1785.

La situación que se plantea es muy extrema: Un asesino se presenta en la casa de un individuo y le pregunta por el paradero de otro individuo, el cual va a matar. La víctima está en la casa. Se trata de un buen amigo suyo. ¿Qué debería hacer el dueño de la casa: mentir y señalar que el individuo que busca no se encuentra allí; o decir la verdad y delatar a su amigo? Para Kant no hay duda. El criterio máximo de autoridad es la razón, y sus postulados se presentan como valores universales con una validez para todos los individuos, esto es, exigibles a todos y cada uno de ellos. Así pues, no se debe mentir nunca, en ninguna circunstancia. No hay excusas que disculpen la mentira. Además, la mentira tiene responsabilidades jurídicas y, por supuesto, tiene un carácter absolutamente amoral. 

Kant señala que la mentira nos hace jurídicamente responsables de todas las consecuencias que se deriven de nuestra acción; en cambio, la verdad nos aliviaría de toda consecuencia no prevista. Es por ello que, Kant nos advierte que garantizar que nuestra declaración es absolutamente verdadera es muy complicado, sí podemos al menos asegurar la veracidad de la misma. Dicha veracidad es condición necesaria y suficiente para no mentir. Por tanto, el ser veraz (la sinceridad) es un deber incondicionado. 

Todos los deberes quedan plasmados en la ley, cuya mínima excepción de su cumplimiento la hace inútil. El deber de no mentir también está recogido en las leyes. Así pues, en conclusión, el mentir no solo socava el fundamento mismo del derecho, y por tanto de las leyes; sino que, además, por ello mismo, se perjudica a la humanidad entera, dado que las consecuencias de la mentira serían absolutamente imprevisibles. ¿Estarías de acuerdo con Kant?

martes, 30 de marzo de 2021

Michael J. Sandel: La tiranía del mérito

En este libro, el filósofo y profesor estadounidense Michel J. Sandel, se ocupa de la meritocracia. Se trata de uno de los muchos mitos del neoliberalismo


El autor reflexiona acerca de este mito en su obra titulada La tiranía del mérito. ¿Qué ha sido del bien común? (Debate, 2020). Sandel considera un error afirmar que el sistema meritocrático se fundamenta en que cada uno tiene lo que se merece en función del talento y el esfuerzo. Sandel señala como ejemplo de meritocracia a sus alumnos de Harvard, los cuales han pasado un proceso competitivo arduo para ocupar una de las plazas en una de las universidades más prestigiosas del mundo. En este ámbito de hipercompetitividad, es difícil pensar que deban nada a nadie y que su esfuerzo, así como su talento, son los artífices de ese premio (p. 82). 

Y no solo eso, el mito de la meritocracia también abarca a la élite política, ya que "los mejores y los más brillantes son preferibles como gobernantes a sus conciudadanos con menores credenciales educativas" (p. 130). Sin embargo, ¿qué sucede con el resto de personas que no tienen una titulación universitaria? ¿son simplemente perdedores y fracasados? 

En la conclusión de su libro, Sandel pone en duda que la meritocracia funcione cuando un jugador de béisbol de origen afroamericano se convierta en una superestrella deportiva, ya que da la sensación que esa es la única vía de esperanza para triunfar en la vida para los más humildes (p. 287). ¿Qué pasa con aquellos que heredan una fortuna de sus padres? ¿Son merecedores de dicho legado? Lo que sí hacen, según el análisis de autor, es mirar por encima del hombro a todo ese grupo de "perdedores" y "fracasados" que no tienen una titulación universitaria, dado que dicha élite considera que que el triunfo se sustenta en el dinero que cada uno gana.  

Sandel no está de acuerdo con el lema "si tú quieres, tú puedes", que justifica que todo se ha conseguido en base a esfuerzo y trabajo, y que habilita a una élite económica y política para justificar su riqueza. EEUU es un buen ejemplo para el autor, con presidentes como Clinton o Obama, y con un Congreso compuesto por político con títulos universitarios; sin embargo, no todo es tan sencillo. La competencia por conseguir un título universitario es tal que los padres se afanan, si fuera necesario, en hacer sobornos para acceder a la universidad. 

Para Sandel, es cierto que la meritocracia, en algún caso, permite a una persona humilde alcanzar el éxito y, por tanto, a la igualdad de oportunidades; pero "ni siquiera una meritocracia materializada al cien por cien fuera una sociedad justa" (p. 159). "La esencia del ideal meritocrático no es la igualdad, sino la movilidad" (p. 159), esto es, que alguien puede triunfar en esta sociedad credencialista. Sin embargo, para el autor, "el ideal meritocrático no es un remedio contra la desigualdad; es, más bien, una justificación de esta" (p. 159). 

Finalmente, Sandel concluye que "la convicción meritocrática de que las personas se merecen la riqueza con la que el mercado premia sus talentos hace de la solidaridad un proyecto casi imposible" (p. 292). Sandel insta a los "ganadores" a ser humildes y admitir que su situación es fruto de que la sociedad premia sus talentos particulares en una circunstancia particular, que perfectamente podría ser diferente en otra época. Dicha humildad es el punto de partida para mirar por el bien común "con menos rencores y más generosidad" (p. 292).

domingo, 27 de diciembre de 2020

Helene von Druskowitz: Escritos sobre feminismo, ateísmo y pesimismo.

La reciente publicación en la editorial Taugenit del escrito de la filósofa austríaca Helene von Druskowitz (1856-1918) titulada Escritos sobre feminismo, ateísmo y pesimismo es una auténtica joya literaria y filosófica. Esta publicación recoge dos escritos inéditos en castellano: Proposiciones cardinales del pesimismo e Intentos modernos de sustituir a la religión. La traducción de estos textos corre a cargo del profesor Manuel Pérez Cornejo, que se encarga además de una excelente introducción a la vida de von Druskowitz, así como de su obra. 

En el título de sus escritos, la intelectual austríaca deja clara su posición filosófica, que pivota en torno a tres ejes fundamentales: feminismo, ateísmo y pesimismo. Desde luego, estos escritos no dejan indiferente a nadie. Tampoco la vida de esta genial pensadora.
Helene von Druskowitz destaca, desde muy joven, por sus extraordinarios dotes intelectuales. Estudió filosofía, filología germánica, arqueología, filosofía oriental y varios idiomas. Sería, además, la segunda mujer en obtener el doctorado de Filosofía. Mujer con un carácter que no encajaba en el típico rol femenino de la época: impartía conferencias en varias ciudades europeas, viajó por el mundo y frecuenta círculos literarios. Mantuvo una relación epistolar con Nietzsche, que terminó de forma abrupta debido a las críticas de von Druskowitz a determinados conceptos nietzscheanos. De hecho, el texto Proposiciones cardinales del pesimismo, lleva por subtítulo lo siguiente: "Un vademécum para espíritus más libres". Una clara crítica a la posición de Nietzsche, atendiendo directamente a un ateísmo total: "No existe ningún Dios, en el sentido habitual de este término" (pág. 53). 


La intelectual austríaca era un ser extraño. Su vida corre una suerte similar a la de Nietzsche, pero en un sentido inverso: Desde una infancia rica y lúcida en cuanto a inteligencia y sensibilidad a una madurez en la que fue víctima del alcoholismo e ingresada en un psiquiátrico. Ella misma se declaraba, orgullosamente, "anormal". Su conducta sexual era lesbiana. No terminó de encajar en ningún país ni en ninguna religión. Es más, es un declarada ateísta, como ya he mencionado, que deja claro en sus proposiciones: "El ateísta, si es consecuente, ha de constituir en cada punto relevante la contrapartida del creyente. Por ejemplo, ha de concebir la materia de forma irónica y escéptica, y ha de ser enemigo del ciego y estúpido aumento de la población y de los casamientos" (pág. 56). 

Su obsesión por el hombre es enfermiza. Llega a afirmar la "erradicación del hombre" como punto fundamental para la "significación de la mujer" (pág. 62). Cataloga al hombre como un monstruo con "una forma horrible (...). El pecho plano, la feísima barba (...) y, finalmente, un órgano fonador abominable y vulgar" (pág. 63).  Von Druskowitz aboga por la desaparición del hombre para liberar a la mujer, como único ser humano verdadero y salvador del mundo, de sus grilletes machistas. Las afirmaciones de Von Druskowitz muestran de forma evidente una clara actitud de misandria y parecen ser bastante exageradas. Evidentemente, lo son; sin embargo, se puede entender que son gritos silenciosos en un contexto extremadamente machista. Los ataques de la pensadora austríaca contra el hombre y la figura creada a su imagen y semejanza, Dios, son un sutil intento de dar valor a la mujer, en cuanto que "son los seres más dignos y preciosos", además de tener "una estirpe mucho más perfecta y noble" (pág. 64). 

Todas sus reflexiones filosóficas desembocan en un inevitable pesimismo que, sin embargo, tiene un rayo de esperanza al final de las mismas: revalorizar el papel de la mujer en el mundo, como algo sagrado y objeto de culto. Para ello, nos señala Von Druskowitz en las Proposiciones, se debe promover "una educación más libre y audaz, alentada mediante una temprana elección de carrera, el reparto de las ciudades por sexos y la restricción del número de casamientos, que conducirán, finalmente, a una eliminación de las parejas" (pág. 76). 

La publicación de estos escritos en castellano hace honor a una filósofa que ha pasado inadvertida, a pesar de suscitar reflexiones que nos hacen pensar, por ejemplo, en el papel de la mujer en la época de Von Druskowitz e, incluso, actualmente. También es un buen espejo en el que podemos confrontar el pensamiento de Nietzsche. Así como, finalmente, conocer de primera mano profundos planteamientos ateos. 

sábado, 26 de septiembre de 2020

El valor de la ciencia frente al fraude, el negacionismo y las pseudociencias

Lo distintivo de la ciencia, tal y como afirma el profesor Lee McIntyre en su obra titulada La actitud científica. Una defensa de la ciencia frente a la negación, el fraude y la pseudociencia (Cátedra, 2020), es "la actitud científica en cuanto concierne a la evidencia empírica" (pág. 24). Es evidente que para hacer ciencia hay que dejar al margen nuestra ideología, creencia y deseos, pues no tienen ninguna relevancia a la hora de mostrar la evidencia científica. La ciencia tiene un carácter especial. Todo científico está dispuesto a modificar sus teorías en función de la evidencia. 

 
 
Por supuesto que la ciencia presenta errores. Errores que, por supuesto, pueden ser corregidos y permite aprender de ellos. La puesta en común de la evidencia empírica en una comunidad de científicos y la reproducibilidad de los datos son características propias de la actitud científica.

Frente a la ciencia se alzan los negacionistas y las pseudociencias que anteponen la mentira, la manipulación y la corrupción con respecto a la evidencia científica. Ejemplo claro de ello es el movimiento negacionista del cambio climático en Europa (además de Estados Unidos), los negacionistas de la COVID-19 y la utilidad de las medidas como el uso de mascarillas o el confinamiento o los negacionistas de las vacunas, entre otros. El movimiento negacionista prima intereses económicos, religiosos y políticos frente a los hallazgos científicos. Su interés es "desafiar a la ciencia mediante la financiación y promoción de investigaciones cuestionables con el fin de anegar los canales de noticias de tal manera que se genere una apariencia de controversia científica donde no existe ninguna" (pág. 223). En algunos casos, son algunos científicos los que traicionan la actitud científica; en la mayoría de los casos, son aquellos que están fuera de la ciencia y buscan negar los resultados científicos que no se ajusten a sus creencias ideológicas. Se aprovechan, con un gran cinismo, de la ignorancia de los demás para obtener un beneficio propio. Las redes sociales son el hábitat adecuado para hacer proliferar dichas tesis negacionistas. Estos grupos buscan grupos que respalden y refirmen sus prejuicios.  

 

El profesor McIntyre hace una alegato en favor de valorar la ciencia en su último capítulo del libro. Nos muestra que el éxito de la ciencia no radica en su método, sino en su actitud. Una actitud que mantiene como prioridad la evidencia empírica para aproximarnos a la "verdad", además de contar con una teoría que la justifique. Efectivamente, para McIntyre, "no hay mejor manera de entender el mundo empírico que confrontar nuestras hipótesis con los datos de la experiencia" (pág. 300).

sábado, 15 de agosto de 2020

¿Existe la Covidfobia?

Es evidente que la pandemia que vivimos actualmente ha traído consigo nuevos fenómenos sociales que estamos analizando y, sobre todo, ha mostrado de forma evidente otros que ya existían anteriormente. Estoy pensado, por ejemplo, en el racismo, la xenofobia y, por supuesto, en la aporofobia, entre otros. Aunque fuera de forma larvada, las actitudes racistas y xenófogas estaban ya instaladas en las sociedades actuales por el miedo y el rechazo a aquél que, por el simple hecho de ser extranjero, de tener otro color de piel, otro idioma u otra religión. Adela Cortina ya puso el acento además en ese rechazo que existe en el denominado "Primer Mundo" cuando se trata de personas pobres, sin recursos, ... que, unido a todo lo anteriormente dicho, se les cataloga como "algo problemático" en dichas sociedades; aunque no necesariamente debe ser así. Sin embargo, la pandemia muestra otro fenómeno que, aunque no sea novedoso, sí que me resulta llamativo en el momento histórico actual: la Covidfobia. Entiendo por Covidfobia al fenómeno social que se caracteriza por un miedo y pánico intenso e irracional hacia toda persona que puede estar contagiada del virus, aunque no presente síntomas de ello, dado que existen los enfermos asintomáticos de este virus.

La Covidfobia muestra al otro como potencial vector de transmisión del virus, con independencia de su raza, religión, nacionalidad o estatus socioeconómico. Es, por tanto, un fenómeno que aglutina a racismo, xenofobia y aporofobia; y que, además, incluye a todo aquél que no es de mi Comunidad, de mi cuidad o de mi pueblo, y además puede haber estado en contacto con el virus o, incluso que haya trabajado en primera línea, como médicos, trabajadores de los supermercados, etc. Un fenómeno viral relacionado con este asunto ha sigo la famosa "madrileñofobia", en cuanto fenómeno falaz que cataloga a todo madrileño, por el hecho mismo de ser o provenir de la Comunidad de Madrid, como potencial foco del virus. ¿Es que acaso el virus no está ya presente en todos (o en casi todos) los rincones del mundo? ¿Son los madrileños más propensos a transmitir el virus? Bien es cierto que las grandes ciudades, debido a la densidad de población que poseen, el número de casos es evidentemente mayor; pero, ¿eso obliga necesariamente a los madrileños a permanecer confinados en su Comunidad? ¿O a los ciudadanos de cualquier otra Comunidad? Aquí se abre el clásico debate acerca de qué se debería primar: ¿economía o salud? En determinados países, como por ejemplo Tailandia, decretaron cuarentenas a casi todas las personas que viajaban desde países extranjeros, que es precisamente lo que opina el filósofo esloveno Slavoj Žižek en su obra titulada Pandemia. La covid-19 estremece al mundo (Anagrama, trad. Damiá Alou, 2020, págs. 148); sin embargo, en España no se han tomado estas medidas de manera tan drástica, quizás primando el negocio del turismo que es una de las bases de la economía española. 

Žižek precisamente considera que, si hemos llegado a esta situación, es debido a lo que considera "los sospechosos habituales": la globalización, el mercado capitalista y la transitoriedad de los ricos (Págs. 21-22). En efecto, vivimos en un mundo interconectado que facilita la circulación del virus en todo el planeta; sin embargo, tal y como denuncia el pensador esloveno, la inevitable vinculación de la pandemia con los inmigrantes es la justificación perfecta para los populistas racistas para excluir a los extranjeros "ateniendo a razones médicas y científicas" (Pág. 41). Tiene mucha razón Žižek. El título de este libro en inglés es Pandemic.

Dicho título juega con dos conceptos: el concepto de pandemia referido al virus; y el concepto de pánico, en cuanto producto causado por la pandemia. Así es, Žižek pone el acento en la puesta en funcionamiento de un virus ideológico (fake news, teorías de la conspiración paranoicas, racismo, etc.), que se esconden tras la epidemia del coronavirus. Junto a ello, Žižek, sin mencionarlo, hace referencia a la Covidfobia, ya que junto a las cuarentenas impuestas por cuestiones médicas, se imponen cuarentenas ideológicas a todo aquél que ponga en riesgo cualquier identidad cultural (Pág. 45). 

No queda otra solución que la existencia de sociedades más solidarias y cooperativas entre sí. Žižek menciona, para explicar esta propuesta, la metáfora de que "todos estamos en un mismo barco". En efecto, con independencia de cómo hemos llegado a esta situación, sea del país o de la Comunidad que sea, todos tenemos que buscar soluciones que incluyan la confianza en la ciencia y en la gente. Žižek apuesta por reinventar el comunismo en base a proporcionar una respuesta eficaz global ante la pandemia. Un claro ejemplo de descoordinación global actual es la carrera de varias potencias mundiales por alcanzar una vacuna efectiva contra el virus (aunque también podría ser positivo, ya que hay múltiples opciones de encontrar una que sea la más efectiva), en la que la vacuna de Rusia parace ser la primera, a pesar de la desconfianza que ha generado en el mundo.

Sin embargo, también encontramos ejemplos que sí son positivos, dado que son un ejemplo de coordinación y colaboración internacional, como es el acuerdo económico firmado por la UE para hacer frente a la crisis de coronavirus. Frente a la Covidfobia y todos los "virus ideológicos" que ha traído consigo la pandemia, el camino adecuado para hacerle frente debe ser, como hemos dicho, la solidaridad y la cooperación a todos los niveles.


viernes, 7 de agosto de 2020

¿Cómo podemos saber cuándo nos están manipulando?

Ayer pude leer la noticia publicada por El Mundo que señalaba que Facebook y Twitter toman medidas contra las cuentas de Donald Trump por desinformación contra el Covid-19. Es una práctica habitual en todos los ámbitos, pero especialmente en asuntos políticos, manipular las creencias y emociones con la intención de influir en la opinión pública y en sus actitudes sociales. Esta es precisamente la definición de posverdad (post-truth). Término que adquiere una gran relevancia sobre todo a partir de 2016 coincidiendo con el Brexit y las elecciones presidenciales de los Estados Unidos, en concreto, con la victoria de Trump. Vivimos actualmente en la época de la posverdad como una moda creciente que permite a algunos, de forma deliberada, deformar la realidad para que encaje con sus opiniones. Se nutren de las noticias falsas (fake news) que cumplen una importante función de cibercebo de la desinformación. 

El profesor de Ética de la Univerdad de Harvard, Lee McIntyre señala en su libro titulado Posverdad (Cátedra, 2018) que "lo que parece nuevo a la era de la posverdad es un desafío no solo a la idea de conocer la realidad sino a la existencia de la realidad misma" (pág. 39). Efectivamente, en 2016 Trump mantiene que el cambio climático es un fraude inventado por el Gobierno chino para arruinar la economía estadounidense, aún cuando los hechos y los científicos afirman lo contrario. En este ejemplo se plasma precisamente el concepto de posverdad, dado que no se trata tanto de afirmar que algo no es verdad, sino que además en sus intenciones negacionistas subyace un componente claramente político. El profesor McIntyre subraya que la posverdad socava el concepto mismo de verdad: ¿Para qué esperar a que haya consenso científico si se puede fabricar? ¿Cómo se podría alcanzar? Con dinero, por supuesto. La proliferación de medios de comunicación y las redes sociales favorecen el abono de la desinformación y la confusión, dado que un buen número de personas se informa diariamente a partir de las noticias enlazadas y publicadas en las redes sociales. Es curioso observar que, precisamente, "internet, que permite el acceso inmediato a información fiable a cualquiera que se moleste en buscarla, se haya convertido en un cámara de eco" (Pág. 113). ¿De qué medios de información y noticias se nutre cada individuo? Fundamentalmente de la información que confirma sus creencias preexistentes. Es lo que denomina McIntyre: el sesgo de confirmación. Cualquier intento por presentar evidencias de su error a las personas partidistas de una creencia política favorable a su causa, puede provocar un efecto contraproducente, como afirman algunos estudios psicológicos contemporáneos. También, afirma McIntyre, puede darse el efecto Dunning-Kruger, esto es, el sesgo cognitivo que se relaciona con el hecho de que los sujetos con bajas capacidades son a menudo incapaces de reconocer su propia ineptitud. En efecto, pienso exactamente igual que el profesor McIntyre: Cuando alguien está emocionalmente comprometido con una causa política, su capacidad de razonar se verá claramente afectada o, directamente, será inexistente. Una ideología política dominante tiene la capacidad de "mentir y salirse con la suya" como "el primer paso para el control político" (Pág. 128). La hoja de ruta de estrategia política para generar desinformación nos la plantea el profesor McIntyre en su libro con los siguientes puntos: 

1. Se plantea una cuestión sobre un asunto extravagante (por ejemplo, que Obama no nació en los EEUU). 

2. No facilitar evidencia alguna más allá de la convicción. 

3. Sugerir que la prensa es parcial y, por tanto, no se puede confiar en ella. 

4. La audiencia dudará de la exactitud de lo señalado por la prensa. 

5. La audiencia se inclinará prioritariamente a creer solo lo que encaja con sus nociones preconcebidas. 

6. Este es el ambiente propio para generar noticias falsas, que reforzarán los pasos que van del 1 al 5. 

7. La audiencia creerá lo que dices simplemente porque lo dijiste (Pág. 129). 

Ante este panorama, ¿cómo discernir la verdad y lo que no lo es? ¿Importan más los sentimientos que la verdad? ¿existe la verdad? ¿se puede conocer realmente la verdad? 

 
Para combatir la posverdad, McIntyre plantea algunas acciones: Por un lado, inundar todo el espacio de la información con noticias reales, cuya conformación empírica pueda mostrarse. Por otro lado, apostar por un pensamiento más crítico, esto es, donde la lógica y las buenas inferencias sean indispensables para el buen razonamiento (Pág. 133). En definitiva, combatir las falsedades de un forma cuidadosa y teniendo en cuenta que la posverdad no se encuentra solo en los demás, sino que también podemos caer presa de ella. 

Por tanto, la acción llevada a cabo por las redes sociales Facebook y Twitter es muy "inteligente", ya que hay que combatir la desinformación. En este caso acerca de la (casi) inmunidad que tienen los niñ@s contra el Covid-19, cuando los expertos científicos en salud ya han señalado que todas las personas deben protegerse del virus, porque todos estamos en riesgo y todos somos susceptibles de ser transmisores del virus.

martes, 9 de junio de 2020

J.M. Bocheński: Introducción al pensamiento filosófico

¿Qué es propiamente la filosofía? ¿Qué relación existe entre filosofía y ciencia? ¿En qué se distinguen estos saberes? ¿Cuál es el terreno propio de la filosofía, si es que existe? Todas estas preguntas son las que se plantea el filósofo polaco Józef Maria Bocheński (1902, Czuszów, Polonia-1995, Fribourg, Suiza) en el capítulo dedicado a la filosofía en su obra titulada Introducción al pensamiento filosófico (Herder, Barcelona, 2006). Se trata del segundo capítulo de la obra, compuesto por un total de doce, que son exactamente las conferencias que fueron pronunciadas por el pensador en la Radio de Baviera durante los meses de mayo, junio y julio de 1958.

Para Bocheński, la filosofía no puede ser identificada con ninguna ciencia particular, sino que se trata de un saber universal. ¿Qué quiere decir esto? Que su objeto de estudio no está limitado a un campo acotado, a un área concreto; sino que, la filosofía es un saber radical, esto es, no se cierra en ningún campo concreto del saber y, además, emplea todos los métodos que le sean accesibles para acceder a ellos. Estos dos aspectos diferencian a la filosofía y la ciencia. El filósofo, con respecto al método, no tiene la obligación de ceñirse al método empírico, el conocimiento basado en los sentidos, como sí le suceden al resto de saberes científicos. La filosofía puede valerse también de la intuición, por ejemplo, entre otros aspectos. Además, la filosofía, a diferencia de las ciencias, analiza los fundamentos de todo lo existente. En efecto, es el saber de los fundamentos, esto es, va a la raíz de todo. Allí donde otras ciencias se dan por satisfechas, la filosofía sigue preguntando y cuestionando el por qué de todo.

¿Habría un terreno propio y exclusivo de estudio para la filosofía? Desde luego, a lo largo de la Historia de la Filosofía, varias escuelas filosóficas se han ocupado de analizar diferentes problemas, tal y como afirma Bocheński: Inmanuel Kant, por ejemplo, se ocupó de elaborar una teoría del conocimiento, en la que la tarea de la filosofía es el estudio de la posibilidad del conocimiento mismo, sus presupuestos y los límites del conocimiento posible; otra buena serie de pensadores se ha ocupado de analizar qué son los valores; otros, como los existencialistas, han considerado que el ser humano es el fundamento y supuesto de todo lo demás, todo está referido de alguna manera a él; y, por último, pensadores como Wiitgenstein y los positivistas consideran que la filosofía debe de encargarse de analizar la estructura del lenguaje. Sin embargo, para Bocheński, la filosofía es una actividad propia de todo ser humano. Todos somos filósofos, y "no tenemos otro remedio que filosofar", dado que a todos nos atañen los problemas de lo que se ocupa. Ahora bien, eso no significa que sea un saber que no presente dificultades. Todo lo contrario. Allí donde todo se pone en tela de juicio constantemente, donde no rige ningún supuesto, donde no hay un método exclusivo, donde cada nuevo problema requiera de una reflexión filosófica, etc. Todo ello hace que la filosofía sea un saber universal, crítico, problemático y transversal. Precisamente esos aspectos son los que hacen que la filosofía sea un saber atractivo.