martes, 13 de abril de 2021

2º de Bachillerato: Comentario de texto resuelto de Karl Marx: Contribución a la crítica de la economía política. EBAU Extremadura

Propuesta de resolución del texto extraído del prólogo de Contribución a la crítica de la economía política de Karl Marx. Siglo XXI editores, 2008. Prólogo, p. 4-5.

1. Introducción.

Escrito por Karl Marx en Londres en 1859 y publicado en el libro titulado Zur Kritik der plitischen Oekonomie ese mismo año en Berlín. Marx es uno de los filósofos más destacados de la historia de la Filosofía e imprescindible para comprender los acontecimientos de la segunda mitad del siglo XIX. Inicialmente, Marx estudia Derecho y, más tarde, estudia Filosofía. Su obra más destacada se titula El Capital, en la que se encarga de analizar el sistema capitalista. Sus análisis económicos de la sociedad del siglo XIX estaban íntimamente ligados a estudios antropológicos, éticos, políticos y metafísicos. Por tanto, en su obra, economía y filosofía van de la mano. Junto a Engels, Marx es un activista en los movimientos obreros de este siglo, promoviendo la I Internacional comunista y, sobre todo, participando en la redacción del Manifiesto Comunista. Por su parte, el fragmento de la obra que vamos a comentar, Contribución a la crítica de la economía política, se trata de una crítica frontal al capitalismo y una defensa del materialismo histórico, como veremos en su prólogo. En esta obra, Marx realiza un análisis muy interesante: se trata de descifrar la estructura fundamental del modo de producción capitalista, en la que el factor económico de la vida material condiciona la vida social, espiritual, política y jurídica. Junto a este análisis, aparece también la concepción marxista de la historia.


Análisis del texto

a. Primera parte.

… en Bruselas, a donde me trasladé en virtud de una orden de destierro dictada por el señor Guizot, hube proseguir mis estudios de Económica política, comenzados en París. El resultado general a que llegué y que, una vez obtenido, sirvió de hilo conductor a mis estudios, puede resumirse así: en la producción social de su vida, los hombres contraen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción, que corresponden a una determinada fase de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social.





Para Marx, la historia se caracteriza por ser la sucesión de los diferentes modos de producción (comunismo primitivo, sociedad esclavista, sociedad feudal y sociedad capitalista), siendo el último de ellos el modo de producción capitalista. Esta es su teoría denominada el materialismo histórico. https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj5xSIHrYFIGhTD-0a96iucefOOOmahT5ZMemwzlGtts_D44uTbyxddNUckFKQ9s-5Dn91zciKtU_FGBlHe0Tr-dQILuR5GO5AzATbIDNyhqL3cIOCAd1cLQuyMnjtO_Kc4jcXB8EmQeSmb/s1600/Captura+de+pantalla+2016-12-27+a+las+19.05.28.png

Marx analiza las condiciones económicas, así como las condiciones políticas y culturales, del modo de producción capitalista. Y establece la existencia de dos niveles:


1. La infraestructura o estructura económica o base real (base material de la sociedad) es la base fundamental sobre la que descansa todo el proceso de producción. Está constituida por las fuerzas productivas y las relaciones de producción. Por fuerzas productivas se entiende la capacidad de producción que en cada momento depende de los seres humanos y del desarrollo técnico; así pues, incluye tanto el trabajo como los medios de producción; mientras que por las relaciones de producción se entiende lo siguiente: Las relaciones que se establecen entre los seres humanos dependiendo de su situación con respeto a las fuerzas productivas. En el sistema capitalista , la burguesía posee los medios de producción; y el trabajador, solo la fuerza de trabajo. El trabajador o proletario es dueño de su vida y de su tiempo, pero se encuentra obligado a comerciar con ambos para poder subsistir. Se puede afirmar, por tanto, que el burgués es la antítesis del proletario, y dicha contradicción en la base real será el motor de la revolución social. 

2. La superestructura (ideológica) designa el conjunto de ideas que configuran la conciencia del ser humano (filosofía, religión, ciencia, artes, etc.), así como las instituciones jurídicas y políticas de cada sociedad. La ideología dominante en cada momento corresponde a la ideología de la clase dominante y, como tal, tiende a justificar la estructura económica del momento. En definitiva, legitima y justifica la desigualdad en la infraestructura. Por ejemplo, existen leyes que protegen la propiedad privada. En este marco, el espacio para el pensamiento crítico es muy limitado, dado que las instituciones sociales, políticas y económicas se respaldan entre sí. En este contexto podemos encuadrar, por ejemplo, la crítica a la religión que hace Marx como “el opio del pueblo”, en cuanto manera de “anestesiar” al proletariado con vistas a una mejor vida en el más allá, aceptando la injusticia y la desigualdad que vive actualmente.


Uno de los puntos centrales de este texto viene determinado por el concepto de alienación. Se trata de una de las críticas más duras que Marx realiza al modo de producción capitalista. Estar alienado significa no ser dueños de sí mismos, no ser libres a la hora de decidir su propio destino. En el contexto en que estamos hablando, se puede relacionar perfectamente con el concepto de “deshumanización”. El ser humano se convierte en una pieza más del engranaje del sistema capitalista: aquello que determina la esencia del ser humano, a saber, su trabajo, esto es, aquella actividad en lo que se desarrolla y pone todo su empeño, es precisamente lo que termina por esclavizarlo. El trabajo, que debía servir para desarrollar sus capacidades creadoras, es solo un medio para satisfacer las necesidades básicas, de la existencia. El obrero se ve forzado a trabajar, y a la actividad que lleva a cabo ya no es suya, sino del capitalista. El obrero no es dueño del producto de su trabajo, que pasa a ser propiedad del capitalista. Cuanto más trabaja el proletario, más se enriquece el capitalista y tanto más se empobrece él mismo. Se genera una plusvalía, esto es, los beneficios o las ganancias del valor de cada cosa producida, que va a parar a manos del capitalista. Es, por tanto, esta plusvalía el motor de la economía capitalista. Así, el propio ser humano se convierte en una cosa entre otras muchas, se transforma en una mercancía. Las leyes del mercado, en las que el trabajador no interviene, imponen al proletariado su “lógica” y actúan con los seres humanos y con su actividad trabajadora como si fueran un objeto más en el cálculo de “costes-beneficios”. El proletariado, por tanto, sostiene un modelo de producción que le condena a vivir de forma miserable, ya que se convierten en cómplices, sin quererlo, de la clase burguesa que se enriquece a su costa, dado que el proletario debe comprar las mercancías que él mismo produce. Se fortalece de forma evidente la posición del burgués en esta sociedad.


b. Segunda parte.

El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia. Al llegar a una determinada fase de desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad chocan con las relaciones de producción existentes, o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas. Y se abre así una época de revolución social. Al cambiar la base económica, se revoluciona, más o menos rápidamente,toda la inmensa superestructura erigida sobre ella. 


En este fragmento se relacionan el concepto de alienación con el materialismo histórico y económico: el ser humano no es un ser libre, sino que está determinado por el lugar que ocupa dentro del sistema económico del lugar en el que vive. Así pues, cada ser humano no actúa, piensa y vive de forma autónoma y libre, sino que se encuentra determinado por el contexto económico y social en el que se encuadra. Únicamente transformando ese contexto económico y social se puede cambiar al ser humano. En base a ello, el factor determinante de la historia es la relación entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción. Es, precisamente, la contradicción o el colapso entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción, es decir, la lucha de clases, lo que constituye el motor de la historia. Dicho de otra manera, la desigualdad y la injusticia en la base económica y social serán las palancas que que activen los motores del cambio social y económico. La desigualdad será insostenible y el proletariado se verá obligado a vivir el condiciones inhumanas. El proletariado no podrá soportar más la alienación que sufre y se iniciará dicha lucha de clases. Dicha lucha inicia una fase de revolución social que transforma también la superestructura ideológica.


En el seno del capitalismo se crean las condiciones de su superación, como ya hemos visto. El final al que se dirige la historia es la desaparición de las clases y la instauración del comunismo, pasando previamente por un periodo transitorio en el que el proletariado asuma el poder de forma centralizada. Es el denominado socialismo. En el comunismo, por su parte, la sociedad en su conjunto (y no individuos particulares) será la dueña de las fuerzas productivas y, por tanto, no existirá la división de clases sociales ni explotación de unos seres humanos por otros y desaparecerá la alienación. Lejos, por tanto, de la explotación y la injusticia propias del capitalismo. El final del capitalismo será acelerado por la acción revolucionaria del proletariado. En ese momento, será posible la realización plena del ser humano. Nadie tendrá entonces intereses particulares y no existirán las clases sociales, dado que se tratará de un sistema económico basado en la autogestión y la toma de decisiones de forma asamblearia en la que todos los individuos podrán participar en condiciones de igualdad, fundamento esencial para que se pueda hablar de una justa y realmente humana.

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