Cuidar es esencial. Si vamos a la etimología, la palabra cuidado viene del latín cogitatus,
el participio de cogitare, que significa pensar, reflexionar. El Diccionario de la Real Academia Española lo define como la solicitud y la atención para hacer bien alguna cosa. También tiene el significado de asistir, guardar, conservar, recelar o preocuparse por algo o alguien. Los cuidados son todas aquellas conductas dirigidas a cubrir una necesidad, ya sea emocional o física. Es evidente que las personas somos seres vivos vulnerables e interdependientes.
Nacemos con una fragilidad extrema que requiere cuidados. Tardamos un año en levantarnos, dos
en comunicarnos mediante el lenguaje y cuatro en poder vestirnos solas
para protegernos del frío. Nuestra vulnerabilidad y dependencia son la
razón por la que vivimos en comunidad. Para sobrevivir, dependemos del tiempo, los trabajos y los afectos que otras personas nos dedican. La
infancia, la vejez y los momentos de enfermedad requieren cuidados
físicos específicos y más intensivos, las personas necesitamos afectos y
atención emocional de manera permanente, incluso cuando somos adultas
sanas e independientes. Hay que pensar en la necesidad de cuidados no como una situación de excepcionalidad, sino como una característica inherente a la naturaleza humana, en que todos y todas tenemos el derecho, pero también el deber, de recibir y proveer cuidados.
Pero no podemos olvidar la atención y el cuidado a uno mismo, que promuevan la salud y la prevención de enfermedades con o sin la ayuda de profesionales.
Además, no podemos olvidar el cuidado de nuestro entorno, como puede ser el medio ambiente. Cualquier organismo obtiene del medioambiente el sustento necesario para
garantizar su supervivencia, no solo alimento, sino, también, refugio,
aire o energía. Por eso, mantener su equilibrio resulta fundamental para
asegurar la vida tal y como se conoce hoy en día. En el caso de los
seres humanos, precisamos del consumo de gran cantidad de recursos
naturales para comer, vestirnos o, incluso, para fabricar herramientas y
otros productos que luego utilizamos en nuestras actividades diarias. Cuidar el ecosistema
para hacer sostenible el uso de estos recursos y evitar su desaparición
no es, por lo tanto, una filosofía simplemente bondadosa en relación
con el planeta en el que vivimos, sino que nos va nuestra propia vida en
ello.
Algunos materiales interesantes para analizar esta cuestión acompañados de algunas cuestiones sugerentes añadidas por mí:
LIBROS:
Camps, V. (2021), Tiempo de cuidados. Otra forma de estar en el mundo, Barcelona, Arpa.
La ética del cuidado se ha convertido en un tema central y perentorio
a raíz de la pandemia de la covid-19. Un virus nos ha obligado a
aceptar limitaciones que nunca hubiéramos imaginado, nos ha hecho un
poco menos arrogantes y seguros de nosotros mismos. En el ámbito de la
teoría, esta toma de conciencia debería conducir a un cambio de
paradigma o de marco mental, capaz de equilibrar razón y sentimiento, en
el ejercicio de la tan manoseada «inteligencia emocional», cuyas
aportaciones prácticas no siempre son evidentes. Hay que reconocer que
existe un derecho a ser cuidado y un deber de cuidar que no admite
excepciones, que afecta a todo el mundo y cuya responsabilidad ha de ser
asumida individual y colectivamente.
Tiempo de cuidados se propone acallar las voces que aún se
resisten a colocar el cuidado en un lugar prominente, contraponiéndolo a
la justicia. Ambos son valores complementarios, pues las categorías
anejas al cuidado rompen la concepción binaria del género que el
feminismo aún no ha conseguido sustituir. Privilegiar categorías
masculinas —yo, razón, mente— en detrimento de otras consideradas
femeninas —las emociones, el cuerpo, las reciprocidades—, o mantener esa
división binaria que distribuye las funciones de cada género, implica
mantener el patriarcado y debilitar la democracia. Como dice Carol
Gilligan: «En un contexto patriarcal, el cuidado es una ética femenina;
en un contexto democrático, el cuidado es una ética humana».
¿Existe o debería existir un derecho a ser cuidado? ¿Hay o debería haber un deber de cuidar? ¿Estos derechos y deberes deben ser asumidos de forma individual y/o colectivamente?
Han, B. C. (2021), La sociedad paliativa, Barcelona, Herder.
En
la actualidad, la positividad de la felicidad desbanca a la negatividad
del dolor, y se extiende al ámbito social. Al expulsar de la vida
pública los conflictos y las controversias, que podrían provocar
dolorosas confrontaciones, se instaura una posdemocracia, que es en el
fondo una democracia paliativa.
En
la actualidad vivimos en una sociedad que ha desarrollado una fobia al
dolor, en la que ya no hay lugar para el sufrimiento. Este miedo
generalizado se refleja tanto en lo personal como lo social, e incluso
en la política. El imperativo neoliberal «sé feliz», que esconde una
exigencia de rendimiento, intenta evitar cualquier estado doloroso y nos
empuja a un estado de anestesia permanente.
Como en La sociedad del cansancio, Byung-Chul Han parte del
supuesto de que en Occidente se ha producido un cambio radical de
paradigma. Las sociedades premodernas tenían una relación muy íntima con
el dolor y la muerte, que enfrentaban con dignidad y resignación. Sin
embargo, en la actualidad, la positividad de la felicidad desbanca a la
negatividad del dolor, y se extiende al ámbito social. Al expulsar de la
vida pública los conflictos y las controversias, que podrían provocar
dolorosas confrontaciones, se instaura una posdemocracia, que es en el
fondo una democracia paliativa.
¿Por qué se ha desarrollado actualmente un fobia al dolor? ¿Por qué no hay lugar para el sufrimiento? ¿La positividad de la felicidad ha desbancado a la
negatividad del dolor?
Boff, L. (2012), El cuidado necesario, Madrid, Trotta.
Cuidado y sostenibilidad caminan de la mano, amparándose mutuamente. Si
no hay cuidado, difícilmente se alcanzará una sostenibilidad que se
mantenga a medio y largo plazo. Son los dos pilares básicos que
sustentan la necesaria transformación del modo de habitar la Tierra.
Pero sostenibilidad y cuidado no podrán afirmarse si no van acompañados
de una revolución espiritual.
Contra lo que afirman escépticos y
secularistas, la espiritualidad no es monopolio de las religiones. Ser
espiritual es despertar a la dimensión más profunda que hay en el ser
humano y que le hace sensible a la solidaridad, la justicia y la
fraternidad. Este libro enfatiza fuertemente ese momento de
espiritualidad, no porque su autor venga originariamente de la teología,
sino porque, como ser humano, se da cuenta de la urgencia y la
necesidad de cuidar de todas las cosas, de la vida y de la Tierra, pero
principalmente de la espiritualidad humana.
Partiendo de la
construcción del concepto de cuidado y de la aclaración de sus
fundamentos cosmológicos y antropológicos, Leonardo Boff desarrolla el
nuevo paradigma del cuidado de sí mismo y de los otros, del cuerpo, de
la psique y del espíritu?, tratando en particular del cuidado en campos
como la medicina, la enfermería y la educación.
¿Vivimos en una sociedad ecosostenible? ¿Procuramos cuidados al medio ambiente?
Pelluchon, C. (2024), Ética de la consideración, Barcelona, Herder.
¿Por
qué tenemos tantas dificultades para cambiar nuestros estilos de vida
cuando nadie puede negar que nuestro modelo de desarrollo tiene un
impacto destructivo a nivel ecológico y social, por no hablar de la
intensidad de la violencia infligida a los animales?
Para
Corinne Pelluchon, la superación de este desafío pasa por cerrar la
brecha entre la teoría y la práctica mediante el desarrollo de una ética
de la virtud. En lugar de centrarnos en los principios o consecuencias
de nuestras acciones, la autora se interesa por nuestras motivaciones
concretas; por las representaciones y afectos que nos empujan a actuar.
¿Qué rasgos morales pueden ayudarnos a disfrutar de hacer el bien, en
lugar de estar constantemente divididos entre la felicidad y el deber?
La ética de la consideración bebe de las morales antiguas, pero
rechaza su esencialismo y se asienta en la humildad y la vulnerabilidad.
La autora define la consideración como transdescendencia: un
movimiento de profundización que permite al sujeto experimentar el
vínculo que lo une a otros seres vivos y transformar la conciencia de su
pertenencia al mundo común en un conocimiento y compromiso vividos.
Pelluchon, lejos de dejar al lector a merced de una nueva ética,
describe en este libro las etapas por las que la ética de la
consideración puede llegar a convertirse en una actitud global.
¿Por
qué tenemos tantas dificultades para cambiar nuestros estilos de vida
cuando nadie puede negar que nuestro modelo de desarrollo tiene un
impacto destructivo a nivel ecológico y social, por no hablar de la
intensidad de la violencia infligida a los animales? ¿Qué rasgos morales pueden ayudarnos a disfrutar de hacer el bien, en
lugar de estar constantemente divididos entre la felicidad y el deber?
Groys, B. (2022), Filosofía del cuidado, Argentina, Caja Negra.
Vivimos en una
cultura que tiende a tematizar los cuerpos de deseo y a ignorar los
cuerpos del cuidado. Que nos repite que tenemos la responsabilidad de
preservar nuestros cuerpos pero que estigmatiza a aquellos que no pueden
valerse por sus propios medios. Cuidar de los otros o de uno mismo es
considerado un trabajo improductivo y, sin embargo, es el más importante
y necesario. Todo lo demás depende de eso: el sistema social, económico
y político, que trata a la población como una fuente de energía
renovable, necesita de nuestro compromiso con la salud para garantizar
su funcionamiento.
Más allá de la fuerza que adquirió esta
cuestión en la actualidad, la noción del “cuidado” se nutre de una larga
tradición filosófica. Aquí Boris Groys visita algunos de sus más
notables episodios tomando a Platón como punto de partida, pasando por
los aportes de Hegel, Heidegger, Bataille y Foucault para llegar al
ruso Alexander Bogdanov. Las preguntas centrales que lo guían
son: ¿quién encarna al sujeto del cuidado? ¿Debemos velar por nosotros
mismos o confiar esta tarea a los otros, al sistema médico o a las
instituciones estatales? Cada posición teórica nos propone relaciones
distintas entre conceptos tales como “dependencia” y “autonomía” o
“control” y “libertad”, que ante la crisis del covid-19 adquirieron una
centralidad inusitada.
¿Se ignora hoy en día a los cuerpos del cuidado, es decir, las personas que necesitan cuidados? ¿Cuidar de los otros, o de uno mismo, es un trabajo improductivo? ¿Quién encarna al sujeto del cuidado? ¿Debemos velar por nosotros
mismos o confiar esta tarea a los otros, al sistema médico o a las
instituciones estatales?
Krznaric, R. (2022), El buen antepasado: Cómo pensar a largo plazo en un mundo cortoplacista, Editorial Capitán Swing.
¿Cómo podemos ser buenos antepasados? Vivimos en la era de la tiranía
del ahora, las noticias veinticuatro horas, el último tuit y el botón de
«comprar ahora». Con un cortoplacismo tan frenético en la raíz de las
crisis contemporáneas —desde las amenazas del cambio climático hasta la
falta de planificación para una pandemia mundial—, la llamada al
pensamiento a largo plazo crece cada día. Pero ¿ha funcionado alguna
vez?, ¿podemos hacerlo? El destacado filósofo Roman Krznaric se adentra
en la historia y la mente humana para demostrar que es posible. Desde
las pirámides hasta el Servicio Nacional de Salud, la humanidad siempre
ha tenido la capacidad innata de planificar para la posteridad y tomar
medidas que resonarán durante décadas, siglos e incluso milenios. Si
queremos ser buenos antepasados y que nos recuerden bien las
generaciones que nos siguen, ahora es el momento de recuperar y
enriquecer esta habilidad imaginativa. El buen antepasado
revela seis formas en que todos podemos aprender a pensar a largo plazo,
explorando talentos exclusivamente humanos como el «pensamiento
catedralicio» que amplían nuestros horizontes temporales y agudizan
nuestra previsión. Krznaric celebra a los rebeldes del tiempo que están
reinventando la democracia, la cultura y la economía para que todos
tengamos la oportunidad de convertirnos en buenos antepasados
¿Estamos siendo cuidadosos con las futuras generaciones? ¿Es nuestro deber hacerlo? ¿Qué derechos tienen las personas que aún no han nacido? ¿Estamos procurándoles un mundo igual o mejor que el actual? ¿Seremos para ellos buenos antepasados?
ARTÍCULOS:
- Busquets, M. (2019). DESCUBRIENDO LA IMPORTANCIA ÉTICA DEL CUIDADO. Folia Humanística, (12), 20–39. https://doi.org/10.30860/0053
- Hernández-Montaño Omenat, R. (2023), "Una ética del cuidado de sí, del otro y del mundo. Una propuesta didáctica en la radio para favorecer el pensamiento crítico", en Pensar Juntos, número 7.
- Ramos, S. (2011), "La ética del cuidado: valoración crítica y reformulación", en Revista Laguna, 29; octubre 2011, pp. 109-122; ISSN: 1132-8177.
OBRAS DE ARTE:
Edvard Munch: El grito. Museo Munch (Noruega).
La obra de Munch transmite angustia y agonía, mientras que el mundo que lo rodea se deforma. Partiendo desde el plano individual que representa el dolor de vivir, el autor quiere abarcar a la humanidad entera. La indiferencia de las personas del fondo contrasta con el grito inhumano y todos los sentimientos oscuros que representa la desesperación y el desconcierto.
¿Es normal sentir ansiedad? ¿El miedo es libre? ¿Cómo cuidar a las personas que sienten miedo o ansiedad? ¿Cómo cuidar del mundo que me rodea?
Jacob Jordaens: Know Thyself: Youth between Vice and Vertu. Musée des Beaux-Arts, Rennes.
El lema nosce te ipsum en la inscripción del pórtico del Templo de Apolo en Delfos también aparece en la obra del pintor barroco flamenco Jacob Jordaens titulada Know Thyself: Youth between Vice and Vertu. En dicha obra se observa una escena de interior en la que vemos a una joven que se está peinando. Junto a ella un individuo, quizás su padre, que porta un reloj que le muestra a la joven advirtiendo, o eso pare-ce, que la joven debe darse prisa en terminar de engalanarse. Junto a ellos aparece la figura de un bufón de la corte, según su vestimenta, que sujeta un espejo en la que la joven se mira. Y en la parte superior del cuadro se observa un emblema en neerlandés que procede del lema latino nosce te ipsum - conócete a ti mismo-. Este lema instaba a que, antes de rogar al Dios en el Templo de Apolo, el visitante hiciera una reflexión sobre sí mismo. Así pues, en base al sentido de dicha inscripción, la intención de Jordaens difiere de lo que aparentemente la escena nos muestra. El bufón no es solamente la persona que está dentro de palacio y que provoca situaciones divertidas, sino que es la representación del loco, aquel que asume con entereza la realidad y aconseja sabiamente a la joven a ocuparse de otros menesteres.
¿Te ocupas de ti habitualmente? ¿Cuidas tu alimentación? ¿Cuidas tus horas de sueño? ¿Te cuidas haciendo ejercicio? ¿Realizas hábitos poco saludables (beber alcohol, fumar, consumo comida rápida, paso excesivo tiempo sentado...)?
Jeff Koons: Easyfun-Ethereal. Deutsche Guggenheim, Berlin.
En la serie de imágenes del escultor estadounidense Jeff Koons titulada Easyfun-Ethereal se muestran objetos habituales y conocidos como, por ejemplo, pelucas, granos de maíz, etc., junto a órganos humanos muy reconocibles, que se arremolinan formando un auténtico caos, evidenciando una sensación de exceso, diversión y fantasía a partes iguales. Estas imágenes son una crítica a la cultura del consumo, que es precisamente en lo que se ha convertido nuestra sociedad, que cosifica también a los seres humanos que no son yo, inhabilitando toda posibilidad de comunicación y, por tanto, de cuidado, con aquel que es distinto de uno mismo.
¿Cuidar de los demás es cuidar de uno mismo? ¿Es valioso cuidar de los demás? ¿Cuidar de los demás aporta satisfacción y afecto?
René Magritte: The lovers. Museo de Arte Moderno de Nueva York (Estados Unidos).
El pintor belga René Magritte presenta en su obra The lovers la escena de dos personas sin identidad que se besan tras dos velos húmedos. Entre sus múltiples interpretaciones dadas, resulta filosóficamente revelador entender esta obra en clave de alteridad del yo con los otros. En efecto, la sociedad del consumo inhabilita toda posibilidad de conocer al otro, así como su cuidado, a pesar de la intimidad de la habitación o, incluso, el hecho mismo del beso. Sin embargo, desde la infancia, el ser humano es consciente de que ha recibido atención y cuidados desde la infancia. En definitiva, somos seres vulnerables que necesitamos de la comunidad humana para desarrollarnos; y, se espera, de igual modo, que el individuo preste esos cuidados a otros.
¿Los seres vulnerables necesitan cuidado? ¿Cómo aportamos cuidados a los que lo necesitan?
En la mitología griega se erige uno de los mitos fundacionales
de lo visual, una leyenda que nos muestra a un joven de nombre Narciso,
el cual se enamora de su propia imagen reflejada en la superficie de un
lago y al acercarse a ella, cae al agua y muere ahogado. Una muerte que
se justifica en la propia vanidad del sujeto y que nos dibuja el origen
terminológico del concepto narcisismo, una palabra que representa la
excesiva complacencia o consideración de las propias facultades; y que, a
día de hoy, parece tomar forma en muchos de los rostros de nuestra
población.
En la actualidad, la imagen se ha vuelto indiscutiblemente
necesaria, nuestra imagen connotativa se ha vuelto un reflejo de nuestra
sociedad con vistas al exterior. La carga negativa de lo visual se hace
latente en nuestro día a día con la obsesiva necesidad de fotografiar y
publicar todo lo que nos ocurre. La imagen se ha vuelto nuestra
realidad, pero no cualquier imagen, aquella perfecta, retocada,
alienante. Rendimos culto a la imagen y, más concretamente, a la imagen
propia a través del selfie. En la actualidad, se habla del uso reiterado del selfie
como una manera de hacer visible la vanidad, narcisismo y egocentrismo
de la sociedad contemporánea, pero deberíamos pensar si es un síntoma de
ello o, simplemente, una actualización de los modos históricos de
representar la identidad del sujeto.
Artículo de el.diario.es: https://www.eldiario.es/canariasahora/lapalmaahora/lapalmaopina/mito-narciso-selfie_129_9101797.html
¿El excesivo cuidado a uno mismo se ha convertido en una obsesión? ¿El culto al cuerpo es un síntoma de salud o una enfermedad? ¿El Narciso del siglo XXI es un ser enamorado de una belleza real o artificial? ¿Las redes sociales, el culto al like de los selfies, los comentarios elogiosos, etc. producen personas ególatras, que únicamente cuidan de sí mismos? ¿Todo ello incapacita para reconocer al otro, sentir empatía y poder amar a alguien?
PELÍCULAS:
Intocable, de Olivier Nakache (2011)
Philippe, un aristócrata millonario que se ha quedado tetrapléjico a
causa de un accidente de parapente, contrata como cuidador a domicilio a
Driss, un inmigrante de un barrio marginal recién salido de la cárcel.
Aunque, a primera vista, no parece la persona más indicada, los dos
acaban logrando que convivan Vivaldi y Earth Wind and Fire, la
elocuencia y la hilaridad, los trajes de etiqueta y el chándal. Dos
mundos enfrentados que, poco a poco, congenian hasta forjar una amistad
tan disparatada, divertida y sólida como inesperada, una relación única
en su especie de la que saltan chispas.
Los principios del cuidado, de Rob Burnett (2016)
Ben es un escritor retirado que decide dedicarse a cuidar enfermos
tras pasar una tragedia personal. Después de 6 semanas de formación,
conoce a su primer cliente, Trevor, un deslenguado chico de 18 años con
distrofia muscular. Al poco tiempo, se embarcan con sus parálisis
respectivas, uno emocional y el otro físico, en un viaje improvisado a
todos los sitios que más le han llamado la atención a Trevor en las
noticias de la televisión, entre los que destaca especialmente el «Hoyo
más profundo del mundo».
Campeones, de Javier Fesser (2018)
La filmografía de Javier Fesser ha ido dando saltos entre la comedia y
el drama. Y es a través de la sonrisa, como mejor nos describe el drama
de la vida, aportándonos otro punto de vista de las personas con
discapacidad intelectual. Porque, ante todo, son personas como cualquier
otra que necesitan afecto, cariño y que la sociedad los acepte tal y
como son.
Sinopsis: Marco, un entrenador profesional
de baloncesto desempleado, debe entrenar a un equipo compuesto por
personas con discapacidad intelectual por haber conducido ebrio. Lo que
comienza como un reto difícil se acabará convirtiendo en una lección de
vida.
CORTOMETRAJES:
La rampa. Justo acaba de alquilar un piso para vivir con su nieta Lola, una chica
con parálisis cerebral, a la que cuida desde hace años. Pero en la
puerta del edificio hay una gran escalera que obliga a Justo a tomar en
brazos a Lola para que pueda tomar el autobús que la lleva al colegio,
montando todos los días un gran atasco y mucho escándalo. Además, la
edad y los achaques le dificultan cada día más la tarea. La mejor
solución sería la instalación de una rampa. Así que decide presentarse
en una reunión de su comunidad de vecinos para pedir que la instalen.
PODCAST:
Más Platón y menos WhatsApp (Cadena Ser): Filosofía y vulnerabilidad:
Más Platón y menos WhatsApp (Cadena Ser): Filosofía y amparo:
A la luz del pensar (RNE) Un psicólogo bajo la tormenta: cuidar y acompañar:
https://www.rtve.es/play/audios/a-la-luz-del-pensar/pablo-rodriguez-coca/6924241/