martes, 13 de abril de 2021

2º de Bachillerato: La filosofía de Karl Marx

1. Vida y obras.

Karl Marx (Tréveris, 5 de mayo de 1818 - Londres, 14 de marzo de 1883) vivió el siglo de las revoluciones que ocasionaron el hundimiento del Antiguo Régimen y las transformaciones económicas radicales que generó la Revolución Industrial. 
 
La desaparición de la sociedad estamental y el surgimiento de las clases sociales llevaron al triunfo de la burguesía capitalista e industrial y a la toma de conciencia del proletariado de su condición. Surgió también el movimiento obrero, que adoptó las ideas socialistas y anarquistas en su lucha contra la situación de opresión y miseria del proletariado.

Para entender a Marx, debemos de tener en cuenta su participación en los combates revolucionarios de la segunda mitad del siglo XIX. Su oposición al régimen prusiano le llevó a exiliarse en París y luego en Londres, donde entró en contacto con un sistema capitalista mucho más desarrollado que en su Prusia natal.

El pensamiento filosófico de Marx se desarrolla con el convencimiento de que la filosofía ha de ser el instrumento para cambiar el mundo, como se observa en su Tesis sobre Feuerbach, número XI: 
 




2. LA ALIENACIÓN Y SUS FORMAS. 
El objetivo de Marx era analizar críticamente la sociedad burguesa capitalista, su modo de producción y la interpretación teórica que dicha sociedad hace de la realidad, del ser humano y de su historia. Todo ello lo desarrolla Marx en sus obras más destacadas: El Capital y Manifiesto del partido comunista.



El fin de todo ello es conseguir llevar a la filosofía más allá de la mera interpretación del mundo y conseguir la transformación de este mundo que se revela injusto, desigual y explotador para la mayoría de los humanos.


Para Marx, el hombre es el principio de la sociedad y el sujeto de la historia; no existe ningún ser distinto y superior (o Dios). Por tanto, el hombre tiene los siguientes rasgos:


1. Es un ser natural pero, a diferencia de los animales, no tiene una naturaleza fija y dada de forma innata, sino que tiene que “hacerse”, realizarse.

2. El trabajo, la actividad productiva, constituye su esencia.

3. No solo es un animal sociable, sino que consiste y se constituye en la sociedad. Las relaciones sociales son la que caracterizan propiamente al ser humano y las que hacen de él un ser histórico.


Ahora bien, el devenir histórico no ha llevado al hombre a la felicidad. Por el contrario, en el mundo capitalista, la mayoría de los humanos son seres alienados, es decir, no son dueños de sí mismos, han perdido la libertad para decidir y forjar su propio destino, además de tener que trabajar vendiendo su tiempo a cambio de un salario. Esto es, el proletariado. En cambio, solo unos pocos, la burguesía (que son la clase de los moderno capitalistas, propietarios de los medios de producción y patronos de los asalariados) poseen los medios de producción (se refiere a los instrumentos y materiales de trabajo (maquinaria, herramientas, materias primas, etc)). Pues bien, el avance de la industria va creando uniones de obreros organizados y conscientes de su propia fuerza y su propia misión.

2.1. La alienación económica.

La obra de Marx titulada El Capital comienza realizando un análisis de la mercancía. Esta tiene un doble valor: un valor de uso y un valor de cambio. El valor de uso de una mercancía (por ejemplo, un kilo de café) se basa en la cualidad de dicha mercancía. Pero en el mercado se intercambian las mercancías diferentes entre sí. ¿Qué tienen en común dichas mercancías para que se puedan intercambiar? Poseen su valor de cambio. Este, según Marx, es la cantidad de trabajo socialmente necesario para producirla. Por tanto, una mercancía no podrá intercambiarse por otra si el trabajo necesario para producir la primera no es igual al trabajo necesario para producir la segunda. Así pues, el intercambio de mercancías no es tanto una relación entre cosas, como un relación entre productores. El valor de cambio de una mercancía está determinado por el trabajo social necesario para producirla. Veamos, a continuación, dos aspectos destacados de este tipo de alienación:
 
1. Alienación del trabajador con respecto a su propia actividad: El trabajo, que debía servir para desarrollar las capacidades creadoras, es solo un medio para satisfacer las necesidades básicas, de la existencia del trabajador y su familia. El obrero se ve forzado a vender su fuerza de trabajo a cambio de un salario, y el producto de la actividad que lleva a cabo ya no es suya, sino del capitalista.


2. Alienación del trabajador con respecto al producto de su trabajo: En la economía capitalista el intercambio de mercancías (Marx entiende por mercancía: "una cosa que mediante sus propiedades satisface necesidades humanas") se realiza por medio del dinero, que constituye la expresión universal del valor de las mercancías. Así pues, en la sociedad capitalista todo puede ser comprado o vendido, es decir, todo en último término puede ser reducido al dinero.  Así pues, el dinero tiene un rango de valor universal y, por tanto, todo puede reducirse a dinero. 
 
 “La demanda de hombres regula necesariamente la producción de hombres, como
ocurre con cualquier otra mercancía. Si la oferta es mucho mayor que la demanda, una parte de los obreros se hunde en la mendicidad o muere de
inanición. La existencia del obrero está reducida, pues, a la condición de existencia de
cualquier otra mercancía. El obrero se ha convertido en una mercancía y para él es
una suerte poder llegar hasta el comprador.
La demanda de la que depende la vida del
obrero depende, a su vez, del humor de los ricos y capitalistas. El obrero es más pobre
cuanta más riqueza produce
(...) El trabajador se convierte en una mercancía tanto
más barata cuanto más mercancías produce".

Karl Marx: Manuscritos económico-filosóficos.

Pues bien, en este sistema capitalista, el obrero no es dueño del producto de su trabajo, que pasa a ser propiedad del capitalista. Cuanto más trabaja el proletario, más se enriquece el capitalista y tanto más se empobrece él mismo. El proletariado pone al servicio del capital su fuerza de trabajo, la cual se comporta como una mercancía más, por la cual el burgués paga un salario, que viene determinado por el valor que tiene dicha mercancía, valor determinado por la cantidad de trabajo necesario para producirla, esto es, el valor de las cosas necesarias para mantener con vida al trabajador y a su familia. Pero la fuerza de trabajo es una mercancía especial, porque su propio valor de uso posee la peculiar característica de ser origen de un valor, esto es, que tiene la propiedad de producir valor.  Con ello, se genera una plusvalía, esto es, los beneficios o las ganancias del valor de cada cosa producida, que va a parar a manos del capitalista. Es, por tanto, esta plusvalía el motor de la economía capitalista. Así, el propio hombre se convierte en una cosa entre otras muchas, se transforma en una mercancía, que el capitalista, poseedor del dinero, la compra por un predio determinado: el salario. Las leyes del mercado, en las que el trabajador no interviene, imponen al proletariado su “lógica” y actúan con los seres humanos y con su actividad trabajadora como si fueran un objeto más en el cálculo de “costes-beneficios”. Así, como el trabajo se comporta como una mercancía más, la cuantía del salario debe corresponder con el coste de su conservación. En otras palabras, corresponde con las necesidades del trabajador y su familia. Ahora bien, a partir de unas ciertas horas de trabajo (según Marx, media jornada) el obrero produce más valor que el equivalente al salario percibido; mientras que el resto de valor que proviene del trabajo excedente se lo embolsa directamente el capitalista. 
 
 "La producción capitalista no es ya producción de mercancías, sino que es,
sustancialmente, producción de plusvalía
. El obrero no produce para sí
mismo, sino para el capital
. Por eso, ahora, no basta con que produzca en
términos generales, sino que ha de producir concretamente plusvalía. Dentro del
capitalismo solo es productivo el obrero que produce plusvalía para el
capitalista o que trabaja para hacer rentable el capital
".

Karl Marx: El Capital.
 
El proceso no se detiene y el beneficio obtenido por el capitalista por el uso de la fuerza de trabajo se materializa en más capital para comprar más fuerza de trabajo. El enriquecimiento del capitalista es mayor, cuanto más se explota al obrero. Además, se produce el fenómeno de una superpoblación como resultado de una acumulación de capital y, a su vez, una disminución de la demanda de trabajo. Todo ello concluye, inevitablemente, en una acumulación de la miseria para el obrero, que se empobrece más, cuanta más riqueza produce
 

2.2. Otros tipos de alienación.

El carácter radical de la alienación económica promueve otras formas de alienación:

1. La alienación social: se deriva de la inevitable división de la sociedad en clases enfrentadas. La propiedad privada establece las diferencias entre los burgueses capitalistas (dueños de los medios de producción) y los proletarios (dueños solo de su fuerza de trabajo). Los intereses de las clases sociales están enfrentados: unos buscan aumentar sus beneficios; los otros, mejorar sus condiciones de vida y su salario. La imposibilidad de alcanzar de forma simultánea ambos intereses lleva a la lucha de clases (conflicto existente entre clases sociales que tienen intereses opuestos por su distinta posición en el sistema productivo) y a que las relaciones entre los humanos no sean relaciones entre seres iguales.

2. La alienación política: surge de la división entre la “sociedad civil” – la comunidad formada por individuos que se organizan por ellos mismos- y el “Estado” -el conjunto de instituciones que ordenan y dirigen dicha sociedad.

3. La alienación religiosa: La religión está en estrecha relación con la organización política y socioeconómica en la que surge y a la que ofrece estabilidad y justificación ideológica. La religión contribuye al mantenimiento del sistema, porque falsea la realidad y promete para otro mundo (el cielo, el más allá, etc) la justicia y la igualdad, por las que el ser humano no debe luchar, ya que son imposibles en la vida terrenal. Este es el sentido de la frase de Marx: “La religión es el opio del pueblo”.

4. La alienación filosófica: como ideología (conjunto de ideas que genera una falsa imagen de la realidad y de las condiciones en las que se desarrolla la vida de los seres humanos), es también una forma de alienación, porque solo interpreta la realidad (hasta ahora no ha contribuido a transformarla y a liberar al ser humano) y, además, porque la interpreta falsamente. 
 

3. RELACIONES TEÓRICAS (CRÍTICAS) CON ANARQUISMO, SOCIALISMO UTÓPICO Y LIBERALISMO ECONÓMICO.

1. Crítica al anarquismo: La gran diferencia política entre marxistas y anarquistas se encuentra en la concepción de la sociedad, del Estado y de la revolución. Todos los pensadores anarquistas, por ejemplo Bakunin o Kropotkin, distinguieron entre Estado y sociedad; la sociedad es una realidad natural, mientras que el Estado vendría a ser una degradación de aquella; el Estado, para el anarquismo, es una realidad jerárquica y coercitiva, una permanente división entre gobernantes y gobernados, que se ha relacionado con la propia separación de clases y con el nacimiento de la propiedad privada. Aunque los marxistas pueden estar en gran medida de acuerdo con esto último, ellos consideran que es la propiedad privada y la división de clases la que da lugar al poder político y al Estado; por lo tanto, para los marxistas, el Estado es un instrumento con el que la clase dominante asegura sus privilegios y sus propiedades.

2. Crítica al socialismo utópico francés. El “socialismo utópico” está representado fundamentalmente por Proudhon. Para este autor la sociedad industrializada se organiza de forma contraria al estado de naturaleza, que consiste en una sociedad rural que vive de los productos de la tierra y en contacto directo con la naturaleza, una sociedad igualitaria y justa sin apenas diferencias sociales. La nueva sociedad industrializada representaba una involución histórica, por lo que se hacía necesario regresar a ese estado de naturaleza de manera violenta o revolucionaria. Marx opina que el socialismo utópico no son más que fantasías o mundos ideales que alejan a los individuos de la transformación de la realidad y niega que haya existido un estado de naturaleza feliz pues la historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases.

3. Crítica al liberalismo económico. Mediante el trabajo el hombre transforma la naturaleza y se realiza a sí mismo iniciando el camino hacia la libertad. Sin embargo, la realidad del mundo del trabajo era otra: para el proletariado y el campesinado el trabajo era fuente de alienación y de esclavitud. Para entender las causas de este fenómeno Marx procede al estudio de la economía política inglesa, representada por Adam Smith y David Ricardo. Según Marx, la idea de Adam Smith de que la libre competencia entre los empresarios es garantía de riqueza es una forma de ideología. Según Ricardo, el valor del trabajo equivale a lo que cuesta renovar o regenerar la capacidad de trabajo consumida. El patrón ha de pagar al trabajador un salario que le permita recuperar sus fuerzas y estar en condiciones de seguir trabajando al día siguiente. Pero el trabajo, observa Marx, es una mercancía especial que genera un producto que da al burgués unas ganancias o plusvalía. Esta plusvalía es la que da origen al capital y las desigualdades sociales. Marx considera que el estudio de la evolución de los orígenes del capital, es decir, desmontar la ideología de la economía política que representan Smith y David Ricardo, proporcionará una base científica a las pretensiones revolucionarias del proletariado. 
 

4. MATERIALISMO HISTÓRICO.  
 
Para Marx, la historia se caracteriza por ser la sucesión de los diferentes modos de producción (comunismo primitivo, sociedad esclavista, sociedad feudal y sociedad capitalista), siendo el último de ellos el modo de producción capitalista. 
 
 "La historia de todas las sociedades existentes hasta el presente es la historia de
la lucha de clases.
Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores y
siervos, maestros y oficiales, en suma, opresores y oprimidos siempre estuvieron entre
sí, librando una lucha ininterrumpida, ora oculta, ora desembozada, una lucha que en
todos los casos concluyó con una transformación revolucionaria de toda la sociedad o
con la destrucción de las clases beligerantes
".
 
 
Karl Marx y Friedrich Engels: Manifiesto Comunista.
 

Marx analiza las condiciones económicas, así como las condiciones políticas y culturales, del modo de producción capitalista. Y establece en el mismo la existencia de dos niveles:

1. La infraestructura o estructura económica o base real (base material de la sociedad): Esta es la base fundamental sobre la que descansa todo el proceso de producción. Está constituida por las fuerzas productivas (capacidad de producción que en cada momento depende de los seres humanos y del desarrollo técnico; así pues, incluye tanto el trabajo como los medios de producción. Se puede resumir así: las fuerzas productivas son la suma de la fuerza de trabajo y medios de producción) y las relaciones de producción (relaciones que se establecen entre los seres humanos dependiendo de su situación con respeto a las fuerzas productivas. En el sistema capitalista, la burguesía posee los medios de producción, y el trabajador, solo la fuerza de trabajo). 
 
Por tanto, lo que los hombres son, depende de las condiciones materiales de su producción (factores socioeconómicos). La historia, en definitiva, debe fundarse en estas condiciones y deben tenerse en cuenta en toda interpretación de la historia misma. No hay nada en la historia que no pueda y no deba reducirse en último término a las condiciones materiales de existencia.


2. La superestructura (ideológica): Designa el conjunto de ideas que configuran la conciencia del hombre (filosofía, religión, ciencia, artes, etc.), así como las instituciones jurídicas y políticas de cada sociedad. La ideología dominante en cada momento corresponde a la ideología de la clase dominante y, como tal, tiende a justificar la estructura económica del momento. 
 
El hombre en Marx no es conciencia, sino que tiene conciencia. La conciencia acompaña a la historia. Por tanto, Marx concibe la conciencia como dichas estructuras ideológicas que viene determinada por las condiciones materiales de la existencia
 
 
"No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino por el contrario el ser social es lo que determina su conciencia"
 
Marx,  Contribución a la crítica de la economía política.
 



 
El factor determinante de la historia es la relación entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción. Dicho de otra manera, la historia universal se presenta como una serie de revoluciones de base socioeconómica, en cuyas sociedades se encuentran clases antagónicas en permanente lucha entre ellas; pero donde solo una ellas domina a la otra. Es, precisamente, la contradicción entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción, es decir, la lucha de clases de toda la historia, lo que constituye el motor de la historia. 


El conflicto estalla por el desarrollo normal de las fuerzas productivas, las cuales, en un determinado momento, encuentran en las relaciones de producción existentes un obstáculo. Se inicia entonces una fase de revolución social que transforma también la superestructura ideológica. 
 
4.1. El paso del capitalismo al comunismo.

En el seno del capitalismo se crean las condiciones de su superación. En la sociedad capitalista, dos grandes grupos sociales: la burguesía y el proletariado. La acción revolucionaria de la burguesía, como por ejemplo el desarrollo de energías productivas, ha desembocado en la esclavitud y la alienación del hombre, que se ve obligado a vender su trabajo como una mercancía más. Y este, el proletariado, solo puede vivir si encuentra trabajo y solo encuentra trabajo en la medida en que nutre e incrementa el capital del burgués. Pero este desarrollo del capitalismo ha llegado a su apogeo, pues ha creado a su propio talón de Aquiles: el proletariado. Solo falta que el proletariado tome conciencia de su poder y se organice políticamente. 
 
La hora del proletariado ha sonado. El final al que se dirige la historia es la desaparición de las clases y la instauración del comunismo, pasando previamente por un periodo transitorio en el que el proletariado asuma el poder de forma centralizada. Es el denominado socialismo. En el comunismo, por su parte, la sociedad en su conjunto (y no individuos particulares) será la dueña de las fuerzas productivas y, por tanto, no existirá la división de clases sociales ni explotación de unos seres humanos por otros y desaparecerá la alienación. Lejos, por tanto, de la explotación y la injusticia propias del capitalismo. El final del capitalismo será acelerado por la acción revolucionaria del proletariado. En ese momento, será posible la realización plena del hombre. El individuo se convertirá en un ser social en asociación con el resto y el plena comunión con la naturaleza. Nadie tendrá entonces intereses particulares y no existirán las clases sociales, dado que se tratará de un sistema económico basado en la autogestión y la toma de decisiones de forma asamblearia en la que todos los individuos podrán participar en condiciones de igualdad, fundamento esencial para que se pueda hablar de una justa y realmente humana. 
 


Tarea 2: Debate la siguiente noticia: ¿Qué se sugiere que las 1.800 mayores fortunas que pagan Patrimonio en España durante el año 2022 apenas tributen un 0,03%? Reflexiona y argumenta.

Bibliografía:
Colomer, E.: El pensamiento alemán de Kant a Heidegger. Tomo tercero. Barcelona: Herder, 2002. 
 
Reale, G. y Antiseri, D.:  Historia del pensamiento filosófico y científico. Tomo III. Del Romanticismo hasta hoy. Barcelona: Herder, 2019.

Sarrión, A. : Textos de Filosofía. Madrid: Anaya. 2017. 
 

1 comentario:

  1. Luis Manteiga Pousa4 de enero de 2023, 16:45

    La alienación está en la propia vida social, en mayor o menor medida. En cualquier sistema, en mayor o menor medida. Es inevitable.

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