En una
ciudad de Europa hay una mujer que padece un tipo especial de cáncer y va a
morir pronto. Hay un medicamento que los médicos piensan que puede salvarla. Es
una forma de radio que un farmacéutico de la misma ciudad acaba de descubrir. La droga es cara porque el farmacéutico está cobrando diez veces lo que le
costó hacerla. Él pagó 200 € por el material y cobra 2.000 € por una dosis del
medicamento.
El esposo de la mujer enferma, Joseph Heinz, acude a todo el mundo que conoce para pedir prestando dinero, pero sólo ha podido reunir unos 1.000 €, o sea, la mitad de lo que cuesta. Heinz se entrevista con el farmacéutico para decirle que su esposa se está muriendo y le ruega que le venda el medicamento más barato o le deje pagar más tarde. El farmacéutico se niega y, ante esto, Heinz, desesperado, piensa atracar la farmacia para robar la medicina. ¿Debe Heinz robar la medicina?