La rana y el escorpión es una fábula de origen desconocido, aunque generalmente atribuida a Esopo, que dice así:
Había una vez una rana sentada en la orilla de un río, cuando se le acercó un escorpión que le dijo:
—Amiga rana, ¿puedes ayudarme a cruzar
el río? Puedes llevarme a tu espalda…
—¿Que te lleve a mi espalda? —contestó
la rana—. ¡Ni pensarlo! ¡Te conozco! Si te llevo a mi espalda, sacarás
tu aguijón,
me picarás y me matarás. Lo siento, pero no puede ser.
—No seas tonta —le respondió entonces
el escorpión—. ¿No ves que si te pincho con mi aguijón te hundirás
en el agua y que yo, como no sé
nadar, también me ahogaré?
Y la rana, después de pensárselo mucho
se dijo a sí misma:
—Si
este escorpión me pica a la mitad del río, nos ahogamos los dos.
No creo que sea tan tonto como para hacerlo.
Y entonces, la rana se dirigió al
escorpión y le dijo:
—Mira,
escorpión. Lo he estado pensando y te voy a ayudar a cruzar el río.
El escorpión se colocó sobre la resbaladiza espalda de la rana y empezaron
juntos a cruzar el río.
Cuando
habían llegado a la mitad del trayecto,
en una zona del río donde había remolinos,
el escorpión picó con su aguijón a la rana. De repente la rana sintió
un fuerte picotazo y cómo el veneno mortal se extendía por su cuerpo.
Y mientras se ahogaba, y veía cómo también con ella se ahogaba el
escorpión, pudo sacar las últimas fuerzas que le quedaban para decirle:
—No
entiendo nada… ¿Por qué lo has hecho? Tú también vas a morir.
Y entonces, el escorpión la miró y
le respondió:
—Lo siento ranita. No he podido evitarlo.
No puedo dejar de ser quien soy, ni actuar en contra de mi naturaleza,
de mi costumbre y de otra forma distinta a como he aprendido a comportarme.
Y poco después de decir esto,
desaparecieron los dos, el escorpión y la rana, debajo de las aguas del
río.
👉 Actividad: Redacta tus reflexiones personales a partir de la lectura de esta fábula.