Ocio proviene del latín otĭum, que significa reposo. Según la RAE, ocio es el tiempo libre de una persona, fuera de las obligaciones y ocupaciones habituales. Por su parte, la Declaración universal de los Derechos Humanos indica, en su artículo 24, que "Toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas".
Los romanos consideraron el ocio como algo reparador. Un claro ejemplo es la propia ciudad de Mérida (Extremadura).
Algunos materiales interesantes para analizar esta cuestión acompañados de algunas cuestiones sugerentes añadidas por mí:
LIBROS:
Pieper, J.: El ocio y la vida intelectual. Editorial Rialp.
Byung-Chul Han: La crisis de la narración. Editorial Herder.
El pensador surcoreano reflexiona sobre el asunto del ocio y la incapacidad actual generalizada de poder estar en estado contemplativo, esto es, de reflexión y escucha atenta, debido al tsunami informativo que se encarga de mantener permanente estimulado al individuo receptor de información y fragmenta su atención. Señala Han que "estamos perdiendo cada vez más el don de escuchar. Nos escenificamos a nosotros mismos, nos escuchamos a nosotros mismos, en lugar de olvidarnos de nosotros mismos y abandonarnos a la escucha" (pág. 24). La hiperactividad informativa, que busca espantar todo aburrimiento, inhabilita todo momento de ocio y relajación. La comunicación y la información está controlada por medio de algoritmos de los cuales, por supuesto, no somos conscientes. El individuo se convierte en datos que pueden ser controlados y manejados.
¿Es algo negativo el aburrirse? ¿Puede surgir algo positivo del aburrimiento? ¿Es negativa la pereza? ¿Debemos estar siempre dispuestos a rendir de manera activa?
Arendt, H.: La condición humana. Editorial Paidós.
Aristóteles: Ética a Nicómaco. Editorial Gredos.
Epicuro: Sobre el placer y la felicidad.
OBRAS DE ARTE:
El Bosco: Mesa de los pecados capitales. Museo del Prado (Madrid).
Caravaggio: Jugadores de cartas. Kimbell Art Museum, Texas (Estados Unidos)
Uno de ellos mira directamente y sin ninguna discreción las cartas del estafado, y le comunica por señas a su compinche la carta que posee. Además, el compinche, al menos con un poco más de disimulo, saca unas cartas de su cinturón para conseguir la jugada adecuada.
El mensaje es claro: la astucia y la maldad vence, a menudo, a la candidez e inocencia de quienes son buenos y nobles. Por tanto, no seamos ingenuos ante aquellos que nos ofrecen poder conseguir dinero fácil, por ejemplo, las casas de apuestas o los juegos de televisión que prometen grandes fortunas en sus concursos.
¿Se ha convertido el ocio en un negocio?
Seurat: Un baño en Asnieres. National Gallery de Londres.
La obra representa una instantánea de la vida en los suburbios de París; de hecho Asnieres era un área donde los parisinos concurrían únicamente en los días festivales para andar en barca o bañarse en las aguas del Sena. La escena se sitúa en un sitio de recreo en la periferia de París, hasta donde acudían quienes no podían permitirse un boleto de tren hasta otros sitios de recreo en los que se necesitaba llegar en esa forma como Argenteuil.
El ocio, también hoy en día, se ha convertido en un negocio, del cual solo pueden disfrutar las personas que tienen buenos recursos económicos.
¿Es preciso tener recursos económicos para poder disfrutar del ocio?
Pawel Kuczynski:
Estas obras del ilustrador y artista polaco Pawel Kuczynski, nos recuerda que hoy en día no puede entenderse la sociedad actual sin las nuevas tecnologías de información y comunicación. Sin embargo, estas tecnologías están produciendo un efecto contrario al que sugieren contribuir: el aislamiento en forma de "islas solitarias", en las que cada individuo cree poder decidir qué hacer en ellas al margen del mundo. Es un mundo que proporciona una hiperatención informativa y escasa tolerancia al hastío, como señala Byung-Chul Han en La sociedad del cansancio, que ha reemplazado la atención profunda y contemplativa, de la cual han sido posibles los logros culturales de la humanidad, como por ejemplo, la filosofía.
¿Se ha perdido la capacidad de la escucha y la atención? ¿Son importantes la escucha y la atención profunda para poder reflexionar sobre sí mismo y el mundo? ¿Nos hemos convertido en una sociedad de puro rendimiento, en el que hay que estar produciendo constantemente?