Considerando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen
por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos
iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana;
Considerando que el desconocimiento y el menosprecio de los derechos
humanos han originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia
de la humanidad, y que se ha proclamado, como la aspiración más elevada
del hombre, el advenimiento de un mundo en que los seres humanos,
liberados del temor y de la miseria, disfruten de la libertad de palabra
y de la libertad de creencias;
Considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un
régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al
supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión;
Considerando también esencial promover el desarrollo de relaciones amistosas entre las naciones;
Considerando que los pueblos de las Naciones Unidas han reafirmado en
la Carta su fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad
y el valor de la persona humana y en la igualdad de derechos de hombres
y mujeres, y se han declarado resueltos a promover el progreso social y
a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la
libertad;
Considerando que los Estados Miembros se han comprometido a asegurar,
en cooperación con la Organización de las Naciones Unidas, el respeto
universal y efectivo a los derechos y libertades fundamentales del
hombre, y
Considerando que una concepción común de estos derechos y libertades
es de la mayor importancia para el pleno cumplimiento de dicho
compromiso;
Ahora, por tanto,
La Asamblea General,
Proclama la presente Declaración Universal de los Derechos Humanos
como ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben
esforzarse, a fin de que tanto los individuos como las instituciones,
inspirándose constantemente en ella, promuevan, mediante la enseñanza y
la educación, el respeto a estos derechos y libertades, y aseguren, por
medidas progresivas de carácter nacional e internacional, su
reconocimiento y aplicación universales y efectivos, tanto entre los
pueblos de los Estados Miembros como entre los de los territorios
colocados bajo su jurisdicción.
Eleanor Rooseverlt sosteniendo un póster con la Declaración en castellano, noviembre de 1949.
Artículo 1
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos
y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse
fraternalmente los unos con los otros.
Artículo 2
Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en
esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma,
religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o
social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.
Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política,
jurídica o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción
dependa una persona, tanto si se trata de un país independiente, como de
un territorio bajo administración fiduciaria, no autónomo o sometido a
cualquier otra limitación de soberanía.
Será para mí un placer poder compartir ideas y experiencias educativas con mi querido y admirado profesor Esteban Cortijo el próximo viernes 25 de marzo de 2022 en el XXX Encuentro Iberoamericano de Filosofía para Niños y Niñas que se realizará en Cáceres. ¡Seguimos reflexionando!
El alumnado de Educación en la igualdad de género reflexionan sobre un tema que presenta muchas aristas filosóficas en
un día muy señalado: San Valentín. Algunas preguntas que han guiado el
trabajo de investigación y el posterior debate han sido: El amor: ¿se
exige?, ¿se mendiga?, ¿se "nos pasa el arroz"?, ¿quien bien te quiere,
te hace llorar?, ¿los que más se pelean son los que más se desean?, ¿del
amor al odio hay un paso?, ¿las mujeres nacimos para esperar?, ¿el amor
lo puede todo?, ¿estamos condenadas a sufrir por amor?, entre otras.
A raíz de la publicación de una noticia del mes de abril de 2021 en la que se publicaban imágenes de prácticas crueles contra los animales en un laboratorio español, la ONG Cruelty Free International denunciaba estas prácticas y todos los medios del país se hicieron eco de esta noticia. Este laboratorio se dedica a la investigación para farmacéuticas y empresas que se dedican a la biotecnología. Realizan prueban para la industria cosmética, química, agroquímica, biocidas y productos sanitarios. También, esta empresa, según El País, es la encargada por el Ministerio de Ciencia e Innovación de probar en macacos las vacunas experimentales contra la COVID-19.
Pues bien, en el mes de enero de 2022, la Universidad de Barcelona ha contratado los servicios de este laboratorio para realizar un experimento con 38 cachorros de perros Beagle. El objetivo de este experimento es desarrollar un fármaco antifibrótico para tratar la fibrosis hepática y la mielofibrosis. Es una enfermedad que cada vez tiene más incidencia en Europa y no hay una tratamiento eficiente. Además, según la normativa europea, antes de probar en humanos, debe hacerse un estudio de toxicidad en dos especies de mamíferos.
De todos ellos, seis de los perros se salvarán del sacrifio y serán dados en adopción, una vez que participen en el ensayo. Por su parte, el resto, deberán ser sacrificados para estudiar sus tejidos.
El Parque científico y la UB garantiza el cumplimiento estricto de la normativa en todo momento, ya que es la única manera conocida de investigar en dicho campo farmacológico.
Por su parte, grupos animalistas han convocado protestas por la experimentación en animales y el trato cruel que se les proporciona.
Estamos
viviendo una situación inédita: es sabido por todas y todos que el
COVID nos ha llevado a situaciones límite que nosotros, como seres
humanos, jamás pensamos que fuéramos a vivir en nuestra sociedad
contemporánea, pues, por suerte, no sufrimos las otras célebres
pandemias que recuerda la historia: la viruela, las pestes, los inicios
de la gripe española, etc.
Pero si este es un virus más ¿qué lo diferencia de los que acabamos de nombrar?
El
pasado 13 de marzo de 2020 el gobierno de España declaró el estado de
alarma y, desde entonces, hemos vivido auténticos dilemas morales en
situaciones muy concretas que, en muchas ocasiones, seguramente nos han
hecho dudar y replantearnos nuestras posturas éticas respecto a dichas
situaciones, especialmente, en estas fechas navideñas. ¿Es justo que
tengamos que ser confinados, como personas jóvenes y sanas, cuando se
está confirmando que la mayoría de las personas que mueren por el covid
son personas mayores o con patologías previas? ¿Es legítimo que los
autónomos hayan tenido que sufrir una gran caída en los beneficios de
sus negocios durante el confinamiento cuando otra alternativa razonable
hubiera sido el aislamiento de las personas más proclives a padecer
gravemente la enfermedad en sus casas sin “pisar” los lugares de ocio?
¿Es necesario el uso obligatorio de mascarilla cuando he sido vacunado
de las dosis recomendadas por la OMS, porque entonces, por qué vacunarme
si voy a seguir llevándola de manera indefinida hasta el momento?
Como
seres encuadrados en una sociedad es razonable y casi instintivo para
muchas y muchos asumir como “regla de oro” en nuestras actuaciones
morales “nuestra libertad termina donde empieza la del otro” y, por
ello, una postura asumida por gran parte de los ciudadanos, es aquella
que defiende que el interés individual debe estar supeditado al interés
general.
Ahora bien, está ocurriendo que algunos países como
Alemania o Austria están endureciendo sus medidas respecto a algunos
derechos de movilidad o acceso a determinadas zonas y lugares, y con
ello, muchas de estas personas están sintiendo cómo se les está privando
de uno de los derechos básicos del ser humano: la libertad.
En torno a esto, surgen una serie de cuestiones:
1. ¿Debería un país tomar posturas tan restrictivas para salvaguardar el bienestar general por encima del individual?
2.
¿Debería el ministerio de sanidad obligar a cada ciudadano a vacunarse
para reducir al mínimo las situaciones de contagio o, sea como fuere el
peligro del virus es inmoral que se le prive a un ciudadano a tomar sus
propias decisiones?
3. ¿Se puede hacer obligatoria la pauta completa de la vacuna a la ciudadanía a pesar de su corto tiempo de experimentación?
4.
¿Es suficiente alegar el desconocimiento de los efectos secundarios a
largo plazo de la vacuna para que esta postura, tomada en libertad,
prime sobre el bien que, de otra manera, podría obtener la sociedad?
5.
¿Crees que hay muchas personas que no están oponiéndose a la vacuna, y
por tanto, están siendo vacunadas por no recibir el estigma social en
vez de hacerlo con miras el bien social?
Con David Hume el empirismo alcanza su punto más culminante. Hume nació en Edimburgo (Escocia) en 1711. Pertenece a una familia de la pequeña nobleza y, desde muy joven, siente pasión por el estudio de los clásicos y de la filosofía. El Tratado sobre la naturaleza humana es una obra de juventud, publicada en 1739, considerada por los expertos como su obra maestra. Hume no llegó nunca a ingresar en el ámbito académico debido a sus ideas escépticas y próximas al ateísmo; en cambio, tuvo éxito en otros ambientes. Logró trabajos como secretario, bibliotecario, encargado de negocios, subsecretario de Estado en Londres, entre otros. Otra obra que debemos destacar es Investigaciones sobre los principios de la moral de 1751 en la que apela a la dimensión utilitarista para explicar la ética. Hume murió en su ciudad natal en 1776.
Hume se muestra fascinado por los avances científicos de Newton en base a la observación y del método experimental. Hume quiere convertirse en "el nuevo Newton" de las ciencias humanas, aplicando dicho método a la naturaleza humana, es decir, al sujeto, y no solo al objeto. La importancia de la ciencia de la naturaleza humana es máxima, ya que si lográsemos explicar a fondo "el alcance y la fuerza del intelecto humano", así como "la naturaleza de las ideas de las que nos servimos y de las operaciones que llevamos a cabo en nuestros razonamientos", podríamos realizar progresos incalculables en todos los demás ámbitos del saber.
2. El problema del conocimiento.
2.1. Principios y elementos del conocimiento.
Todos los contenidos de nuestra mente se derivan de la experiencia sensible. Hume denomina a dichos contenidos con el nombre de percepciones. Las percepciones se derivan en impresiones e ideas. Por impresiones se entiende aquellos datos directos de la experiencia sensible. Se presentan con mayor fuerza y violencia en nuestra mente. Abarca todas las sensaciones, pasiones y emociones. Por su parte, las ideas son copias atenuadas de las impresiones. Ambas, impresiones e ideas, se corresponden. Las diferencias entre impresiones e ideas son dos: a) la fuerza o viveza con que se presentan ante nuestra mente; b) el orden y la sucesión temporal en que aparecen, ya que las impresiones son la causa de las ideas, y no al revés. Hume elimina las ideas innatas, ya que no tenemos ideas hasta después de haber tenido impresiones. Es fácil entender este punto: para transmitir a un niño la idea de color azul, por ejemplo, le presento objetos azules; puesto que presentarle la idea de azul no produce la impresión correspondiente.
Además, debemos considerar otra distinción: hay impresiones simples (como, por ejemplo, una mancha azul) e impresiones complejas (como, por ejemplo, la visión de París desde Montmartre). A cada una de ellas le corresponde una idea simple ( como, por ejemplo, el recuerdo posterior de la mancha azul) y una idea compleja (como, por ejemplo, el recuerdo posterior de la visión de París).
Paris (visión desde Montmartre)
Las impresiones se dividen en impresiones de sensación e impresiones de reflexión. Las impresiones de sensación proceden de causas externas, por ejemplo, los colores que percibe el sujeto; mientras que las impresiones de reflexión son aquellas que proceden de nuestra experiencia interior, por ejemplo, el agrado que sentimos al dar un paseo.
Hume añade que las ideas simples pueden combinarse por medio de dos facultades: la memoria y la imaginación. La memoria es la facultad que relaciona las ideas según el orden y la posición con que se han presentado en la experiencia; mientas que, la imaginación es la facultad que actúa combinando las ideas libremente.
2.2. Leyes de asociación de ideas.
Para Hume, las ideas tienden a agregarse entre sí en nuestra mente, no de manera libre, sino siguiendo unos principios de asociación que se mantienen iguales para todos:
a) Ley de semejanza: Una idea nos impulsa a pensar en otra que se le asemeja (por ejemplo, una fotografía permite evocar en mi mente la persona que presenta).
b) Ley de contigüidad espacio-temporal: Unas ideas que se presentan conectadas en el espacio o en el tiempo (por ejemplo, la idea de la torre Eiffel se conecta por contigüidad con la ciudad de París).
c) Ley de causa y efecto: La mente tiende a asociar ideas de fenómenos que se suceden de manera regular en la experiencia (por ejemplo, si pienso en el fuego me veo llevado inevitablemente a pensar en el calor o en el humo).
2.3. Tipos de juicios.
Existen para Hume dos tipos de juicios:
Por un lado, relaciones de ideas. Son relaciones de ideas todas aquellas proposiciones que se limitan a operar sobre contenidos ideales, sin referirse a lo que existe o puede existir. Por tanto, se encuentran vacías de contenido empírico y su verdad es independiente de la realidad. La aritmética, el álgebra y la geometría están constituidas por relaciones de ideas. La negación de una proposición de cualquiera de esos saberes es contradictoria. Estas proposiciones con las que Kant denominará juicios analíticos a priori.
Por otro lado, cuestiones de hecho. Son cuestiones de hecho todas aquellas proposiciones que están basadas en la experiencia sensible. Las proposiciones del tipo "el sol saldrá mañana" no implica una necesidad lógica, esto es, su contrario siempre es posible y no implica una contradicción. Estas proposiciones permiten elaborar solo razonamientos probables. A este tipo de proposiciones Kant las denominará juicios sintéticos a posteriori.
3. El problema de la metafísica.
3.1. Crítica a la idea de causa.
Desde los orígenes de la Filosofía, la pregunta por la realidad es la pregunta por la causa. Ahora bien, indica Hume que ningún análisis de la idea de causa nos permite descubrir a priori el efecto que de él se deriva, ya que el efecto es completamente distinto a la causa. El ejemplo paradigmático de Hume es el movimiento de una bola de billar que causa el movimiento de una segunda bola. Si suponemos que acabamos de llegar a este mundo de manera repentina, en absoluto podríamos saber a priori - al ver una bola de billar- que esta, al golpear a la otra, producirá como efecto el movimiento de esta otra. Por tanto, debemos concluir que es la experiencia sensible el fundamento de todas nuestras conclusiones referentes a la causa y el efecto. Pero, ¿qué garantiza que un efecto acompañe a una causa en un futuro? Son, para Hume, el hábito y la costumbre de observar que en la experiencia sensible dos fenómenos cualesquiera se suceden regularmente el fundamento de la idea de causa y efecto. Además, tendemos a imaginar, en base a un fuerte instinto natural, que se seguirá produciendo en un futuro.
Por tanto, la mente humana es limitada. La verdad científica basada en el conocimiento de hechos es solamente probable, ya que el futuro nos resulta absolutamente desconocido.
3.2. Crítica a las ideas de sustancia y Dios.
Hume somete a crítica el concepto clásico de sustancia y Dios. Por una lado, con respecto a la idea de sustancia, Hume indica que solo captamos impresiones e ideas que, debido a la constancia con que se presentan estos conjuntos de percepciones, imaginamos que existe un principio que constituye el fundamento de la cohesión entre dichas percepciones. Por tanto, Hume niega la idea de sustancia. Se entiende por sustancia una "colección de impresiones unidas por la imaginación".
Por otro lado, sucede exactamente lo mismo con la idea de Dios. La identidad de Dios no es objeto de mi conocimiento, sino objeto de la creencia. Por tanto, debe eliminarse todo intento de conocimiento racional de Dios.
Por tanto, Hume cae en un escepticismo moderado, ya se cambia la certeza por la probabilidad.
Actividad 1: Visualiza el siguiente documental sobre los empiristas: Enlace al programa.
Actividad 2:Repaso del tema:
4. El problema ético: El emotivismo moral.
El interés de Hume por la moral es un tema central de su filosofía. Se ocupa de ella en obras como Investigación sobre los principios de la moral. La moral no se ocupa de hechos (de los cuales se ocupa la razón); sino de lo que se debe o no se debe hacer. Apeló a dimensión utilitarista como objeto para explicarla. Para Hume, lo útil o lo placentero provoca nuestro asentimiento o aceptación a un acto virtuoso y, al contrario, nuestra aversión ante un acto vicioso. Todo ello posibilita los juicios morales. Pero lo útil, en el terreno de la ética, no es nuestro útil particular o subjetivo, sino lo útil que va más allá de nosotros y se extiende también a los demás. Lo útil para la felicidad de todos. Hume reconoce la existencia de un sentimiento moral, un sentimiento de aprobación o desaprobación hacia las acciones, las cualidades o los caracteres, basado en la simpatía, que es desinteresado.
Actividad 3. Lee atentamente esta noticia y responde a la siguiente pregunta: ¿qué sentimientos tienes una vez leída la noticia? ¿Crees que compartimos un mismo sentimiento de desaprobación ante esta propuesta? Reflexiona y justifica tu respuesta.
Bibliografía:
- Copleston, F. (2011). Historia de la Filosofía. Volumen 2. De la Escolástica al empirismo. Ariel Filosofía.
- Reale, G. y Antiseri, D. (2018). Historia del pensamiento filosófico y científico. II Del Humanismo a Kant. Herder.