lunes, 6 de enero de 2025

2º de Bachillerato: TEMA 5: La salud y el bienestar psíquico.

E.1. Los trastornos psicológicos.

E.1.1. El concepto de salud. La salud como estilo de vida. La salud y el bienestar psíquicos.

El concepto de salud proviene del latín salus, -utis y consiste en ​un estado de bienestar que puede ser visto a nivel subjetivo (un ser humano asume como aceptable el estado general en el que se encuentra) o a nivel objetivo (se constata la ausencia de enfermedades o de factores dañinos en el sujeto en cuestión). El término salud se contrapone al de enfermedad, y es objeto de especial atención por parte de la medicina y de las ciencias de la salud

El estilo de vida que adoptamos tiene repercusión en la salud tanto física como psíquica. Un estilo de vida saludable repercute de forma positiva en la salud. Comprende hábitos como la práctica habitual de ejercicio, una alimentación adecuada y saludable, el disfrute del tiempo libre, actividades de socialización, mantener la autoestima alta, etc.

Un estilo de vida poco saludable es causa de numerosas enfermedades como la obesidad o el estrés. Comprende hábitos como el consumo de sustancias tóxicas (alcohol, drogas), el tabaquismo, el sedentarismo, las prisas, la exposición a contaminantes, etc.

 
E.1.2. Los trastornos psicológicos. Los manuales de diagnóstico y el problema de la categorización de los trastornos mentales.

👉CORTOMETRAJE: Visualiza el siguiente cortometraje titulado Votamos y reflexiona sobre su contenido:


Según la OMS, un trastorno mental se caracteriza por una alteración clínicamente significativa de la cognición, la regulación de las emociones o el comportamiento de un individuo. Por lo general, va asociado a angustia o a discapacidad funcional en otras áreas importantes. Hay muchos tipos diferentes de trastornos mentales. También se denominan problemas de salud mental, aunque este último término es más amplio y abarca los trastornos mentales, las discapacidades psicosociales y (otros) estados mentales asociados a una angustia considerable, discapacidad funcional o riesgo de conducta autolesiva. Esta nota descriptiva se centra en los trastornos mentales según se describen en la Undécima revisión de la Clasificación Internacional de Enfermedades.

En 2019, una de cada ocho personas en el mundo (lo que equivale a 970 millones de personas) padecían un trastorno mental. Los más comunes son la ansiedad y los trastornos depresivos, que en 2020 aumentaron considerablemente debido a la pandemia de COVID-19; las estimaciones iniciales muestran un aumento del 26% y el 28% de la ansiedad y los trastornos depresivos graves en solo un año. Aunque existen opciones eficaces de prevención y tratamiento, la mayoría de las personas que padecen trastornos mentales no tienen acceso a una atención efectiva. Además, muchos sufren estigma, discriminación y violaciones de los derechos humanos. 

Algunos de estos trastornos son: 

a) Trastorno de ansiedad: En 2019, 301 millones de personas sufrían un trastorno de ansiedad, entre ellos 58 millones de niños y adolescentes. Los trastornos de ansiedad se caracterizan por un miedo y una preocupación excesivos y por trastornos del comportamiento conexos. Los síntomas son lo suficientemente graves como para provocar una angustia o una discapacidad funcional importantes. Existen varios tipos diferentes: trastorno de ansiedad generalizada (caracterizado por una preocupación excesiva), trastorno de pánico (que se caracteriza por ataques de pánico), trastorno de ansiedad social (con miedo y preocupación excesivos en situaciones sociales), trastorno de ansiedad de separación (que es el miedo excesivo o la ansiedad ante la separación de aquellos individuos con quienes la persona tiene un vínculo emocional profundo), etc. Existe un tratamiento psicológico eficaz, y dependiendo de la edad y la gravedad, también se puede considerar la medicación.

👉ACTIVIDAD 1: Realiza el Test de ansiedad

b) Depresión: En 2019, 280 millones de personas padecían depresión, entre ellos 23 millones de niños y adolescentes. La depresión es distinta de las alteraciones habituales del estado de ánimo y de las respuestas emocionales breves a los problemas de la vida cotidiana. En un episodio depresivo, la persona experimenta un estado de ánimo deprimido (tristeza, irritabilidad, sensación de vacío) o una pérdida del disfrute o del interés en actividades, la mayor parte del día, casi todos los días, durante al menos dos semanas. Concurren varios otros síntomas, como dificultad de concentración, sentimiento de culpa excesiva o de autoestima baja, falta de esperanza en el futuro, pensamientos de muerte o de suicidio, alteraciones del sueño, cambios en el apetito o en el peso y sensación de cansancio acusado o de falta de energía. Las personas que padecen depresión tienen un mayor riesgo de cometer suicidio. Sin embargo, existe un tratamiento psicológico eficaz, y dependiendo de la edad y la gravedad, también se puede considerar la medicación. 

c) Trastorno bipolar:  En 2019, 40 millones de personas padecían trastorno bipolar. Las personas afectadas experimentan episodios depresivos alternados con períodos de síntomas maníacos. Durante el episodio depresivo, experimentan un estado de ánimo deprimido (tristeza, irritabilidad, sensación de vacío) o una pérdida del disfrute o del interés en actividades, la mayor parte del día, casi todos los días. Los síntomas maníacos pueden incluir euforia o irritabilidad, mayor actividad o energía y otros síntomas, como aumento de la verborrea, pensamientos acelerados, mayor autoestima, menor necesidad de dormir, distracción y comportamiento impulsivo e imprudente. Las personas con trastorno bipolar tienen un mayor riesgo de cometer suicidio. Sin embargo, existen opciones terapéuticas eficaces, como psicoeducación, reducción del estrés y fortalecimiento del funcionamiento social y medicación.

d) Trastorno de estrés postraumático:  La prevalencia del trastorno de estrés postraumático y otros trastornos mentales es alta en entornos afectados por conflictos. Este trastorno puede desarrollarse después de la exposición a un suceso o serie de sucesos extremadamente amenazantes u horribles. Se caracteriza por todo lo siguiente: 1) volver a experimentar el suceso o sucesos traumáticos en el presente (recuerdos intrusivos, escenas retrospectivas o pesadillas); 2) evitar pensamientos y recuerdos del suceso o sucesos, o evitar actividades, situaciones o personas que recuerden al suceso o sucesos, y 3) percepciones persistentes de una mayor amenaza actual. Estos síntomas duran varias semanas y causan una discapacidad funcional importante. Existe un tratamiento psicológico eficaz.

e) Esquizofrenia: A escala mundial, la esquizofrenia afecta a unos 24 millones de personas, es decir, a una de cada 300 personas. Quienes padecen esquizofrenia tienen una esperanza de vida de 10 a 20 años por debajo de la de la población general. La esquizofrenia se caracteriza por una importante deficiencia en la percepción y por cambios de comportamiento. Los síntomas pueden incluir persistencia de ideas delirantes, alucinaciones, pensamiento desorganizado, comportamiento muy desorganizado o agitación extrema. Las personas que padecen esquizofrenia pueden ver entorpecidas de forma persistente sus capacidades cognitivas. Sin embargo, existen diversas opciones terapéuticas eficaces, entre las que se cuentan la medicación, la psicoeducación, las intervenciones familiares y la rehabilitación psicosocial. 

f) Trastorno de comportamiento alimentario:  En 2019, 14 millones de personas padecían trastornos alimentarios, de los que casi 3 millones eran niños y adolescentes. Los trastornos alimentarios, como la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa, se caracterizan por alteraciones en la alimentación y preocupación por los alimentos, así como por problemas notables de peso corporal y forma. Los síntomas o comportamientos dan lugar a un riesgo o daño considerables para la salud, una angustia notable o una discapacidad funcional importante. La anorexia nerviosa suele aparecer durante la adolescencia o a principios de la edad adulta, y puede provocar una muerte prematura debido a complicaciones médicas o al suicidio. Las personas con bulimia nerviosa tienen un riesgo significativamente mayor de abuso de sustancias, suicidio y complicaciones de salud. Existen opciones de tratamiento eficaces, como el tratamiento de base familiar y la terapia cognitiva.

g) Trastorno de comportamiento disruptivo y disocial:  En 2019, 40 millones de personas, incluidos niños y adolescentes, sufrían un trastorno de comportamiento disocial. Este trastorno, también conocido como trastorno de conducta, es uno de los dos trastornos de comportamiento disruptivo y disocial, el otro es el trastorno desafiante y oposicionista. Los trastornos de comportamiento disruptivo y disocial se caracterizan por problemas de comportamiento persistentes, como comportamientos persistentemente desafiantes o desobedientes que violan de manera permanente los derechos básicos de los demás o las principales normas, reglas o leyes sociales apropiadas para la edad. La aparición de trastornos disruptivos y disociales es común durante la infancia, aunque a veces se da en otras épocas de la vida. Existen tratamientos psicológicos eficaces, que suelen involucrar a padres, cuidadores y maestros, y también la resolución de problemas cognitivos o la capacitación en habilidades sociales.

h) Trastorno del neurodesarrollo: Los trastornos del neurodesarrollo son trastornos conductuales y cognitivos que surgen durante el desarrollo y que dan lugar a dificultades considerables en la adquisición y ejecución de funciones intelectuales, motoras o sociales específicas.

Los trastornos del neurodesarrollo incluyen trastornos del desarrollo intelectual, trastorno del espectro autista y trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), entre otros. Este último se caracteriza por un patrón persistente de falta de atención o hiperactividad-impulsividad, que tiene un impacto negativo directo en el funcionamiento académico, ocupacional o social. Los trastornos del desarrollo intelectual se caracterizan por limitaciones significativas en el funcionamiento intelectual y el comportamiento adaptativo, que se refiere a dificultades con las habilidades conceptuales, sociales y prácticas cotidianas en la vida diaria. El trastorno del espectro autista (TEA) constituye un grupo diverso de afecciones caracterizadas por cierto grado de dificultad con la comunicación social y la interacción social recíproca, así como patrones de comportamiento, intereses y actividades restringidos, repetitivos e inflexibles.

Existen opciones terapéuticas efectivas, que incluyen intervenciones psicosociales y comportamentales, terapia ocupacional y logoterapia. Para determinados diagnósticos y grupos de edad, también se puede considerar la medicación.

Texto extraído de:  https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/mental-disorders

 

E.1.3. La salud mental en la adolescencia. Los trastornos alimentarios y otros problemas psicológicos. El problema del suicidio.

👉ACTIVIDAD 2: Aumento de autolesiones en los adolescentes y Cifras récord de autolesiones e ideas suicidas en adolescentes por la pandemia. ¿Son las autolesiones una manera de llamar la atención o una moda que busca el reconocimiento social y la construcción de su identidad a través de whatsapp o redes sociales?

 

La adolescencia es una etapa de crecimiento y formación marcada por cambios físicos, emocionales y sociales, en la que factores como la pobreza, el maltrato y la violencia pueden aumentar la vulnerabilidad a los problemas de salud mental. Proteger a los adolescentes de las adversidades, ayudarles en su aprendizaje social y afectivo, promover su bienestar psicológico y ofrecerles servicios de salud mental son medidas fundamentales para velar por su salud y bienestar tanto durante esa etapa como en la edad adulta.

A pesar de que uno de cada siete adolescentes de entre 10 y 19 años (el 14%) padece algún trastorno mental, (1) muchas de estas afecciones no reciben el reconocimiento y el tratamiento que requieren.

Los adolescentes con un trastorno mental pueden sufrir exclusión social, discriminación, dificultades educativas, mala salud física y violaciones de los derechos humanos. También pueden ser víctimas de estigmatización, lo cual puede disuadirles de buscar ayuda, e incurrir en conductas de riesgo.

Determinantes de la salud mental

La adolescencia es un período crucial para el desarrollo de hábitos sociales y emocionales fundamentales para el bienestar mental, como los patrones de sueño saludables, el ejercicio regular, la capacidad para enfrentar situaciones difíciles y resolver problemas, las aptitudes interpersonales y la gestión de las emociones. Por eso, los adolescentes necesitan contar con un entorno favorable y protector en su familia, su escuela y su entorno.

La salud mental puede verse afectada por diversos factores. Cuantos más sean los factores de riesgo a los que están expuestos los adolescentes, como la exposición a situaciones adversas, la presión social del entorno y la exploración de la propia identidad, mayores serán sus efectos en su salud mental. Además, la influencia de los medios de comunicación y la imposición de normas de género pueden resultarles dañinas porque aumentan la disparidad entre la realidad que viven y sus expectativas o aspiraciones de futuro. Otros determinantes importantes de la salud mental de los adolescentes son el buen ambiente en el hogar y las relaciones con sus compañeros. La violencia, en particular la violencia sexual y el acoso escolar y en el grupo, una crianza muy severa por parte de los padres y los problemas graves de índole socioeconómica o de otro tipo son riesgos conocidos para su salud mental.

Algunos adolescentes corren más riesgo de padecer trastornos de salud mental a causa de sus condiciones de vida o de situaciones de estigmatización, discriminación, exclusión o falta de acceso a servicios y apoyo de calidad. Entre ellos se encuentran los que viven en lugares donde hay inestabilidad o se requiere ayuda humanitaria; los que padecen enfermedades crónicas, trastornos del espectro autista, discapacidad intelectual u otras afecciones neurológicas; las jóvenes embarazadas y los padres adolescentes o en matrimonios precoces o forzados; los huérfanos, y los miembros de minorías étnicas o sexuales o de otros grupos marginados.

Trastornos emocionales

Los trastornos emocionales son frecuentes en los adolescentes. Los trastornos de ansiedad, que se pueden manifestar como crisis de angustia o un exceso de preocupación, son los más frecuentes en este grupo de edad, y también son más comunes entre los adolescentes mayores que entre los de menor edad. Se calcula que el 4,4% de los adolescentes de 10 a 14 años y el 5,5% de los de 15 a 19 años sufre un trastorno de ansiedad, y que el 1,4% de los adolescentes de 10 a 14 años y el 3,2% de los de 15 a 19 años padecen depresión. (1) La depresión y la ansiedad pueden compartir algunos síntomas, como los cambios repentinos e inesperados del estado de ánimo.

Los trastornos por ansiedad y por depresión pueden afectar significativamente a la asistencia a la escuela, el estudio y el rendimiento académico. El retraimiento social puede agravar el aislamiento y la soledad, y la depresión, en particular, puede llevar al suicidio.

Trastornos del comportamiento

Los trastornos del comportamiento son más frecuentes entre los adolescentes jóvenes que entre los de más edad. El 3,1% de los adolescentes de entre 10 a 14 años y el 2,4% de los de entre 15 a 19 años tienen un trastorno por déficit de atención con hiperactividad, que se caracteriza por la dificultad para mantener la atención, un exceso de actividad y conductas impulsivas. (1) Otra afección que pueden sufrir los adolescentes es el trastorno de comportamiento disocial, que se caracteriza por conductas destructivas o desafiantes y afecta al 3,6% de los adolescentes de 10 a 14 años y al 2,4% de los de 15 a 19 años. (1) Los trastornos del comportamiento pueden interferir en el rendimiento académico y aumentan el riesgo de incurrir en actos delictivos.

Trastornos de la conducta alimentaria

Los trastornos de la conducta alimentaria, como la anorexia y la bulimia nerviosas, suelen aparecer durante la adolescencia y la juventud. Afectan a un 0,1% de los adolescentes de 10 a 14 años y a un 0,4% de los de 15 a 19 años, (1) y son más frecuentes en las adolescentes que en los varones. Estos trastornos se manifiestan con conductas alimentarias anormales y preocupación por la alimentación y, en la mayoría de los casos, por el peso y la figura corporales. Los jóvenes que presentan trastornos alimentarios ven dañada su salud y, a menudo, tienen también depresión, ansiedad y problemas con el consumo indebido de sustancias. La anorexia nerviosa puede llevar a la muerte prematura, a menudo debido a complicaciones médicas o al suicidio, y se asocia a una mortalidad superior a la de cualquier otro trastorno mental.

Psicosis

Los trastornos psicóticos, que suelen aparecer a finales de la adolescencia o principios de la edad adulta, causan síntomas como alucinaciones o delirios. Son experiencias que pueden afectar gravemente a la capacidad del adolescente para realizar actividades cotidianas y para el aprendizaje y que, en muchos casos, conducen a la estigmatización y a violaciones de los derechos humanos. Un 0,1% de los adolescentes de 15 a 19 años sufre esquizofrenia. (1)

Suicidio y conductas autolesivas

El suicidio es la tercera causa de defunción entre los adolescentes mayores y los jóvenes de entre 15 y 29 años. (2) Los factores de riesgo de suicidio son diversos: el consumo indebido de bebidas alcohólicas, el maltrato en la infancia, la estigmatización que disuade de buscar ayuda, los obstáculos que impiden recibir atención y el acceso a medios para suicidarse. Las plataformas digitales, al igual que otros medios, pueden ayudar a aplicar medidas de prevención del suicidio, pero también pueden inducir a cometer actos autolesivos.

Conductas de riesgo

Muchas conductas de riesgo, como el consumo de sustancias o las prácticas sexuales no seguras, se inician en la adolescencia. Pueden ser mecanismos que se usan para hacer frente al malestar emocional, pero pueden afectar muy negativamente al bienestar físico y mental.

Los jóvenes tienen más tendencia a adoptar hábitos nocivos de consumo de sustancias que pueden perdurar a lo largo de la vida. En 2019, la prevalencia del consumo de alcohol entre las personas de entre 15 y 19 años era elevada en todo el mundo (del 22%), con muy pocas diferencias entre sexos, y en algunas regiones se observó un aumento de este consumo. (3)

El consumo de tabaco y de cannabis son también problemas en estas edades. Muchos fumadores adultos adoptaron el hábito antes de los 18 años. En cuanto al cannabis, la prevalencia mundial del consumo entre los adolescentes en 2022 fue superior a la de los adultos, con un 5,5% frente a un 4,4%, respectivamente. (4)

Algunos adolescentes incurren en actos violentos que pueden afectar al rendimiento académico, causarles lesiones y empujarles a la delincuencia y a situaciones de riesgo para sus vidas. En 2021, la violencia interpersonal se clasificó dentro de las causas principales de muerte entre los adolescentes de mayor edad. (1)

Promoción y prevención

Las intervenciones de promoción de la salud mental de los adolescentes se centran en mejorar su capacidad para gestionar las emociones, enseñar alternativas a las conductas de riesgo, desarrollar resiliencia ante las situaciones difíciles o adversas y promover los entornos y las relaciones sociales saludables.

Estos programas deben diseñarse con un enfoque integral, que abarque varios canales y espacios de intervención —como los medios digitales, los centros sociales y de atención, las escuelas o el ámbito comunitario— y que se sirva de diversas estrategias para llegar a los adolescentes, en especial a los más vulnerables.

Detección y tratamiento tempranos

Al abordar los trastornos de salud mental en los adolescentes, es fundamental evitar la institucionalización y medicalización excesivas, priorizar las soluciones no farmacológicas y respetar los derechos de los niños recogidos en la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño y otros instrumentos de derechos humanos.

(1) Institute of health Metrics and Evaluation. Global Health Data Exchange (GHDx)

(2) Estimaciones Mundiales de Salud de la OMS 2000-2021

(3) Global status report on alcohol and health and treatment of substance use disorders 2024

(4) Informe mundial sobre las drogas. Ginebra: UNOV; 2024.

Texto extraído de:  https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/adolescent-mental-health


👉INFORMACIÓN: Extremadura Responde es el nuevo servicio de atención psicológica que Extremadura Salud pone a disposición de personas de entre 10 y 30 años.

Os dejamos un enlace a su página.

https://saludextremadura.ses.es/extremaduraresponde/


 

👉INFORMACIÓN: Salud mental de Extremadura: https://saludextremadura.ses.es/smex/


E.2. El tratamiento y prevención de los problemas psíquicos.

E.2.1. Tipos, estrategias y métodos de intervención. Los distintos enfoques psicoterapéuticos.

Puede definirse el trastorno mental como “cualquier anomalía que implique alteraciones graves en el pensamiento, las emociones o la conducta, de tal modo que dificulte a la persona que lo sufre la adaptación a su entorno.” De una forma más restringida, se utiliza la expresión “trastorno mental” cuando el origen de la alteración está en una malformación fisiológica, empleando la expresión “trastorno psíquico”, cuando las anomalías poseen un origen psicológico.

El tratamiento para los trastornos psicológicos está en relación con la causa a la que se atribuye el origen del trastorno. Muchas terapias están basadas en la entrevista. Veamos los tratamientos más importantes:


1. Las terapias psicológicas:


a) La terapia psicoanalítica: Su método consiste en hacer aflorar desde el inconsciente los episodios traumáticos (generalmente en la infancia) que originaron en los pacientes los trastornos actuales para que pueda afrontarlos y superarlos. La indagación del inconsciente se realiza mediante la asociación libre, el análisis y la interpretación de los sueños, y los recuerdos de la infancia. Es imprescindible una relación especial entre analista y paciente para que se produzca la transferencia afectiva: el paciente traslada al terapeuta los afectos que mantuvo infancia con sus padres y otras personas implicadas en el trastorno reprimido. 

b) Terapia conductista: Considera que toda conducta es aprendida, por lo que para hacer frente a los trastornos mentales hay que eliminar los comportamientos inadecuados y adquirir nuevos
hábitos de conducta más adaptativos. Son los llamados programas de modificación de conducta. Aplican técnicas de condicionamiento clásico y operante, adaptándolas a las situaciones problemáticas, principalmente la desestabilización sistemática (adaptación gradual al estímulo que provoca el trastorno, pro ejemplo, una fobia), la inundación (soportar de manera intensa el estímulo de trastorno), aversión (asociar la conducta que se pretende eliminar con un sentimiento de dolor o desagrado) e imitación (seguir modelos apropiados con la ayuda de refuerzos positivos). 


c) Terapia cognitiva: Está dirigida a reemplazar los pensamientos negativos que influyen en los trastornos por otros pensamientos más positivos para desarrollar actitudes más racionales. Se trata de racionalizar las causas del trastorno para manejar mejor la situación.

d) Terapia humanista: Considera que la causa de los trastornos estaría en una frustración ante la imposibilidad de la autorrealización y, por ello, pretende ayudar a las personas con problemas a aceptar su propia personalidad, a aumentar su autoestima y a elegir metas personales positivas y constructivas. La más conocida es la “psicoterapia centrada en el cliente” de Rogers, basada en la escucha activa y en un vínculo especial entre el terapeuta (consejero) y paciente (cliente).


2. Las terapias biomédicas:

a) Tratamientos psicofarmacológicos: Dentro de ellos encontramos los tranquilizantes o ansiolíticos, antidepresivos, antipsicóticos (reduce alucinaciones y delirios).

b) El electrochoque: Consiste en provocar en el paciente una crisis convulsiva generalizada mediante el paso de una corriente eléctrica entre dos electrodos colocados uno a cada lado del cráneo en la zona frontotemporal. Su utilización genera una gran controversia, actualmente su empleo se limita a casos resistentes a otros tratamientos y a urgencias en psicosis agudas y en depresiones mayores.

 

👉ACTIVIDAD 3: ¿Qué tipo de terapia utilizarías para tratar una esquizofrenia? ¿Y una fobia? Justificarlo.

👉ACTIVIDAD 4: Comenta la siguiente frase que pone título a un libro de filosofía práctica: Más Platón y menos Prozac, de Lou Marinoff. 

👉ACTIVIDAD 5: ¿Qué tratamiento habrá que desarrollar en los trastornos que tengan su origen en las condiciones sociales? Razona la respuesta. Poner algunos ejemplos.

 


E.2.2. Psicología e intervención social. Las drogodependencias y otras adicciones.

La Psicología y la Intervención Social son campos interrelacionados que se centran en el bienestar y el desarrollo de los individuos y las comunidades.

Por su parte, la Intervención Social implica acciones estratégicas dirigidas a mejorar condiciones de vida, resolver problemas sociales y fomentar el desarrollo comunitario.

¿Qué conexión hay entre Psicología e Intervención Social?

  • Diagnóstico y Evaluación: La psicología proporciona herramientas para evaluar las necesidades y problemas de una comunidad o individuo, lo cual es crucial para diseñar intervenciones efectivas.
  • Intervención Directa: Los psicólogos pueden estar directamente involucrados en la implementación de intervenciones, ya sea en terapias individuales o en programas comunitarios.
  • Investigación y Desarrollo: La psicología contribuye al desarrollo de nuevas metodologías y teorías que pueden mejorar las prácticas de intervención social.
  • Política Social: Los psicólogos y trabajadores sociales pueden trabajar juntos para influir en políticas públicas que mejoren las condiciones sociales y psicológicas de la comunidad.

Ambos campos tienen un enfoque holístico, reconociendo que el bienestar individual no puede separarse del contexto social en el que vive una persona. La colaboración entre psicólogos y profesionales de la intervención social puede llevar a soluciones más integrales y efectivas para los desafíos sociales y personales.
 
Las drogodependencias y otras adicciones son condiciones complejas que afectan tanto a la salud mental como física de las personas, y pueden tener un impacto profundo en la vida social, económica y personal del individuo adicto, así como en su entorno. 
 
La drogodependencia, o adicción a sustancias, es una enfermedad crónica del cerebro caracterizada por la búsqueda compulsiva de una droga, uso a pesar de consecuencias negativas, y un deseo de consumirla que es difícil de controlar.
 
  • Tipos de Sustancias:
    • Drogas ilegales: como la cocaína, heroína, metanfetaminas.
    • Drogas legales: como el alcohol, tabaco y algunos medicamentos recetados (opioides, benzodiazepinas).
  • Mecanismo: Las drogas afectan el sistema de recompensa del cerebro, liberando grandes cantidades de neurotransmisores como la dopamina, lo que crea una sensación de placer o euforia. Con el tiempo, el cerebro se adapta a la presencia de la droga, reduciendo su capacidad natural para producir estos neurotransmisores, lo que lleva a la tolerancia (necesidad de más droga para el mismo efecto) y dependencia física (síntomas de abstinencia al dejar de consumir).
  • Factores de Riesgo: Genética, entorno social (exposición al consumo de drogas, traumas, estrés), trastornos mentales coexistentes, y edad de inicio del consumo.
     
     



 

 
 
👉INTERESANTE:
El antropólogo Marvin Harris menciona en su obra Antropología cultural un estudio realizado en 1975 por Rubin y Comitas por el uso de la marihuana en Jamaica. A pesar de ser una sustancia ilegal en Jamaica, los jamaicanos son consumidores habituales esta sustancia: entre el 60% y el 70% de las personas trabajadoras consumían marihuana fumándola, bebiéndola en infusión o comiéndola mezclada con alimentos. Los jamaicanos creen que fumar marihuana les ayuda a trabajar mejor y les hace más sanos y fuertes que los no consumidores (Harris, pp. 513). En dicho estudio se confirmaba que no se encontraron evidencias de que aquellos que fumaban durante el trabajo trabajaran menos rápidamente o menos eficientemente que los que no lo hicieron (Harris, pp. 514). En este estudio se estudiaban otras variables como la salud y no se encontraban evidencias que la salud física de los fumadores jamaicanos no era significativamente diferente de la de los no fumadores. Este estudio también indica que no se puede extrapolar a otras culturas, pues en otros contextos culturales, como los Estados Unidos, el consumo prolongado de marihuana condujera a diversos daños (Harris, pp. 515).


 
 
 
Otras Adicciones
  • Adicciones Conductuales: Estas son adicciones sin sustancias, donde la conducta en sí es la "sustancia" adictiva. Ejemplos incluyen:
    • Juego patológico
    • Adicción al sexo
    • Adicción a la comida (comer compulsivamente)
    • Adicción a internet, videojuegos o redes sociales
    • Trastorno de compra compulsiva
  • Mecanismo: Aunque no hay el consumo de una sustancia química externa, estas conductas activan los mismos circuitos de recompensa en el cerebro, lo que puede llevar a comportamientos repetitivos y compulsivos, a pesar de consecuencias negativas.

Impacto
  • Físico: Daño a órganos, enfermedades, deterioro general de la salud.
  • Mental: Depresión, ansiedad, trastornos de personalidad, deterioro cognitivo.
  • Social: Pérdida de relaciones, problemas legales, pobreza, aislamiento.
  • Económico: Costos en atención médica, pérdida de empleo, gastos relacionados con la adicción.

Tratamiento y Recuperación
  • Desintoxicación: Proceso de limpieza del cuerpo de la sustancia.
  • Terapia: Psicoterapia (cognitivo-conductual, de grupo, familiar), terapias alternativas.
  • Medicación: Para tratar síntomas de abstinencia o para ayudar en la desintoxicación.
  • Apoyo Social: Grupos de apoyo, redes de apoyo familiar y comunitarias.
  • Rehabilitación y Prevención de Recaídas: Programas de rehabilitación a largo plazo, estrategias para manejar el estrés y evitar desencadenantes.

La recuperación de las drogodependencias y otras adicciones suele ser un proceso largo y que requiere esfuerzo continuo, con posibilidad de recaídas. Es importante abordar tanto el aspecto físico como el psicológico y social para una recuperación integral y sostenible.
 

 
 
 
👉ACTIVIDAD 6: Discusión de Estrategias: Hablar sobre cómo prevenir, qué hacer si se conoce a alguien con adicción, y cómo buscar ayuda.
 
👉ACTIVIDAD 7:  Información sobre Servicios: Distribución de folletos con información sobre dónde y cómo buscar ayuda (centros de rehabilitación, líneas de ayuda, terapias).

Red de atención pública a las drogodependencias en España: https://pnsd.sanidad.gob.es/profesionales/atencionIntegral/red/home.htm

Centros de Drogodependencias de Extremadura (CE.D.EX.):

https://saludextremadura.ses.es/ventanafamilia/contenido?content=cedex
 


E.2.3. La prevención de los problemas psíquicos. Factores relacionados con la promoción de la salud mental.

Existen numerosas acciones que uno puede emprender para fortalecer su salud mental y promover el bienestar. Algunas de estas incluyen:

  • Mantener un estilo de vida saludable: La alimentación equilibrada, el ejercicio regular y el sueño adecuado son pilares fundamentales de la salud mental.

  • Gestionar el estrés: Aprender técnicas de manejo del estrés, como la meditación y la relajación, puede ayudar a reducir la ansiedad.

  • Fomentar las relaciones sociales: Mantener conexiones significativas con amigos y familiares es esencial para el apoyo emocional.

  • Buscar apoyo profesional: No hay vergüenza en buscar ayuda de un terapeuta o psiquiatra si sientes que tu salud mental está en peligro.

     

La promoción de la salud mental no es solo responsabilidad de los individuos, sino también de la sociedad en su conjunto. Los gobiernos, las organizaciones y las comunidades pueden contribuir al bienestar mental de diversas maneras, como:

  • Educación y concienciación para eliminar el estigma.

  • Fomento de un estilo de vida saludable.

  • Enseñanza de técnicas de manejo del estrés.

  • Apoyo social y relaciones interpersonales saludables.

  • Creación de entornos de trabajo que reduzcan la presión laboral.

  • Garantizar el acceso a servicios de salud mental asequibles.

  • Prevención de trastornos mentales a través de la intervención temprana.

  • Fomento de la participación comunitaria y el autocuidado.

  • Promoción de una sociedad que valore y apoye la salud mental de todos.

La promoción de la salud mental no es responsabilidad exclusiva de los individuos, sino de la sociedad en su conjunto. La inversión en la promoción de la salud mental contribuye a una sociedad más fuerte y resiliente, donde las personas tienen las herramientas y el apoyo necesario para enfrentar los desafíos emocionales de la vida cotidiana. Es un compromiso continuo con el bienestar emocional de todos.

Texto extraído de:  https://www.terapify.com/blog/salud-mental-que-es-prevencion-importancia/

 

BIBLIOGRAFÍA: 

Alonso, J. I., Alonso, Á., Balmori, A. (2003): Psicología. Mc Graw Hill. 

2º de Bachillerato: Psicología.